Ridley Sablo, probamos la primera doble 29″ de la marca belga

Ridley Sablo, directa a la media y alta

Ridley ha tenido claro el segmento de usuarios que quería tocar con la Sablo. Ha creado una doble suspensión de 29″ orientada principalmente a la gama alta. En total la gama Ridley Sablo tiene 3 montajes diferentes, todas con el mismo cuadro, nada de carbono de diferente calidad en función del precio. Hay tres acabados de pintura distintos, uno para cada modelo. El precio de partida está en los 4.699€ de la Ridley Sablo XT, la más accesible, montada con transmisión de 2×11 Shimano XT. En nuestro caso ha pasado por nuestras manos el modelo intermedio, la Sablo equipada con grupo Sram X01 Eagle, con un precio de 5.899€. Por encima está la Ridley Sablo con XX1 Eagle de 6.999€.

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Un sistema movopivote articulado de 4 barras que da 100mm y es sensible en su primera parte del recorrido

El cuadro de la Ridley Sablo está completamente realizado en carbono. Incluso la pequeña bieleta que activa el amortiguador. En su sistema de suspensión han apostado por la suavidad de funcionamiento frente al peso. Por ello encontramos un sistema de 4 barras, un monopivote articulado con su correspondiente punto de giro en la parte trasera. Se ha descartado emplear la flexión del carbono para ahorrarse ese punto de giro y rebajar el peso, una muestra de la búsqueda de un buen comportamiento de la suspensión, con buena sensibilidad inicial, que los ingenieros de Ridley han priorizado. Tanto es así que en su cuadro ha decidido emplear de serie rodamientos sellados de la marca Enduro, además, de dimensiones generosas. Algo poco habitual en bicis de serie. Continuando con la suspensión, equipan amortiguadores Fox que han sido ajustados de forma concreta para esta bicicleta. Además, toda la gama emplea el modelo Fox Float Factory, con recubrimiento Kashima, y mando remoto para controlar ambas suspensiones (aunque el modelo que nosotros probamos no tenía conectado el amortiguador trasero al mando remoto). Cuenta con 100mm de suspensión trasera.

Como era de esperar el cuadro es Boost, con cableado interno y posibilidad de montar desviador delantero direct mount, además de salida para cable de desviadores delanteros de tiro Side Swing. Tampoco falta el cableado interno para una tija telescópica e incluso el cable del bloqueo de amortiguador también es guiado de forma interna. Sólo el latiguillo del freno trasero va por fuera del cuadro, guiado con bridas, en una decisión para facilitar su mantenimiento, cada vez más habitual en las marcas.

En cuanto a sus líneas, son bastantes musculosas en el triángulo delantero y algo más finas en el basculante. El punto de giro trasero su ubica en los tirantes, sobre las punteras y un poco retrasado respecto al eje. Precisamente los tirantes describen unas formas peculiares, plagadas de curvas para ganar rigidez (uno de los puntos que han querido fortalecer en Ridley). A pesar de su look robusto han conseguido un competitivo peso de 2.050 gramos para el cuadro en talla M. Estará disponible en tallas S, M, L y XL.

Geometría racing, heredera del ADN de Ridley

No podía ser de otra forma. Una marca asociada a la competición no iba a hacer muchas concesiones en la geometría de su bicicleta para XC y bike-maraton. De entrada han situado el ángulo de dirección en los 70º para garantizar rapidez de movimientos en la parte delantera, especialmente a baja velocidad, además de un buen feeling en las subidas. El ángulo de sillín también sigue esa línea de concepto con sus 74º, ideado para pedalear al máximo. Las vainas miden 435mm, en la línea con la mayoría de 29er actuales. Donde no han querido arriesgar especialmente es con el reach, de 427mm para talla M, sin llegar a entrar en las medidas más largas con potencias más cortas de otros modelos. Una geometría pensada para los terrenos más físicos.

Rodando con la Ridley Sablo

Como os hemos comentado, y los propios responsables de Ridley nos explicaron, la rigidez ha sido un punto importante en el desarrollo de la Sablo y es algo que han solventado con soltura en esta primera edición de la bicicleta. Con las suspensiones bloqueadas y en asfalto, puedes apretar con fuerza sobre los pedales sin percibir flexiones importantes, que notarás antes de las ruedas que no del cuadro. Un punto que se agradece especialmente en las subidas y en los tramos de pedaleo de pie.

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Las suspensiones cuenta con los típicos tres modelos de funcionamiento de Fox. Open (abirta totalmente), medium (intermedio) y firm (bloqueado). El modo medium es especialmente útil en la Ridley Sablo. Si vienes de una doble sin pivote trasero (de las que aprovechan la flexión del carbono), rápidamente notarás que pasado el punto de SAG la suspensión es más sensible, y más activa, que ese tipo de suspensión. Tiene su parte buena, puesto que trabaja mucho mejor frente a las pequeñas irregularidades o impactos. Pero por contra, se muestra algo más activa con el pedaleo. El punto medium del amortiguador Fox ayuda a compensar ese movimiento y nos permite seguir contando con un buen potencial de amortiguación en tramos de pedaleo. En el modo Open se percibe una gran suavidad de acción de la suspensión dentro de los cánones de un modelo XC, sorprendiendo sobretodo el aprovechamiento de la primera mitad del recorrido, algo poco habitual en modelos de este tipo.

Equipamiento solvente

Nuestro modelo de Ridley Sablo, el intermedio de la gama de 3 que han creado, es el más equilibrado de todos. Con grupo SRAM X01 Eagle que cumple a la perfección, acompañado de frenos SRAM Level LT. La horquilla es una Fox 32 SC Performance y las ruedas, unas DT-Swiss 1700 Spline, son quizás el único punto donde hubiésemos esperado algo más por ese precio.

En cuanto a componentes, Ridley cuenta con su marca Forza, que aporta potencia, manillar, sillín y tija de sillín. Todo cumpliendo su papel pero sin destacar especialmente.