La experiencia de Ismael Ventura
Nada más llegar a la zona de expo vi que todo estaba muy por encima de lo que podía esperar encontrarme. Está claro que Avelar Sports va en serio con la organización de grandes eventos
Viajar a Brasil para competir en una UCI Marathon Series. Algo a lo que no puedes decir que no. No era la primera vez que competía en Brasil, pero igualmente podía tener las típicas ideas preconcebidas de alguien que viaja desde Europa, el corazón del MTB mundial, a Sudamérica. Probablemente me esperaba un montaje menos profesional que en las grandes pruebas europeas que he realizado. Menos participantes y una estructura más amateur. Menuda «hostia» me llevé al llegar al lugar de la salida por primera vez. Una enorme zona de carpas, totalmente cubierta, a la orilla de un pequeño lago y a los pies de la imponente sierra que se alza tras Ouro Branco. Camiones de la organización, caminos de los equipos, una feria amplia y cuidada por la que daba gusto pasar, helicópteros «aparcados» en la entrada, cámaras por todos lados, una camión-oficina de los que ves pocos en Europa… en definitiva, todo muy por encima de lo que podía esperar encontrarme. Está claro que Avelar Sports va en serio con la organización de grandes eventos.
Más allá de la estructura hubo algo que también me llamó profundamente la atención. La pasión de los bikers y visitantes de la feria. Algo que quedó plasmado en la ceremonia de podio. Un podio, por cierto, curioso. En las principales pruebas de Brasil se estilan los podios de 10 bikers. Los tres primeros destacados y el resto «escoltándolos» en el escenario. Una forma de dar aún más color al evento y más protagonismo a más corredores y equipos.
Podio de la prueba
Me sorprendió la pasión y la entrega de la gente en el evento. Unas ganas que cuesta ver plasmadas en las pruebas europeas
En Europa, salvo en Copas del Mundo, la entrega de premios suele ser un acto donde, detrás de las cámaras que inmortalizan el momento, solo suelen haber las personas más cercanas a los protagonistas del podio. Vamos, un desierto. Así que salir a un podio donde cientos de personas se reúnen para ver el acto no dejó de ser algo chocante para mi. Fuera de lo esperable en cualquier prueba de casa. Esa misma pasión que hacía a la gente animar como más en un estilo futbolero que biker y que miles de personas siguiesen la retransmisión en directo. A pesar de ser la primera vez que se realizaba. Un viaje a cómo debía ser la mejor época de la competición en los 90. Público, ganas de impulsar el MTB y entrega.
Respecto a la carrera, el trazado era «a la brasileña». Un recorrido exigente en cuanto a subidas, pero sencillo a nivel técnico. Sólo 2 senderos, largos, divertidos y bonitos, salpicaban un recorrido en el que predominaban las pistas, las subidas de más del 15% y los tramos de asfalto. Eso sí, esa dosis de senderos en modo jungla (con barro, rieras a cruzar y la típica vegetación cerrada y espesa de la zona) daban un toque particular al trazado. Aquí sí, como pasa en Europa, para conseguir meter a más de 1.000 bikers tienes que dejar de lado los recorridos más técnicos.
Ismael Ventura en la Maratona Internacional Chaoyang Estrada Real
En carrera, me vi transportado en cierta medida a mis participaciones en la Absa Cape Epic. Helicópteros sobrevolando cabeza de carrera, una meta espectacular y podios repletos de público.
En carrera, competir rodeado de quads con cámaras y con los helicópteros sobrevolando tu cabeza me transportó, en cierta medida, a la Absa Cape Epic. Lo que por si mismo ya es un gran piropo. La competición pura y dura fue más exigente de lo que podía pensar. Una carrera disputada de forma similar a una prueba de carretera en la que los mejores bikers brasileños (lástima de la ausencia a última hora de Avancini, ganador el año anterior) demostraron que, en el apartado físico, tienen un nivel elevado. A nivel personal tuve un buen día, pero el ganador, además de tener un buen día supo arriesgar para ganar, y con un ataque que parecía suicida en la primera subida de la carrera consiguió una ventaja que no pude reducir en la parte final. Un premio al atrevimiento y un justo ganador. Mi segunda posición me supo a gloria puesto que, vencedor al margen, pude ser el más rápido del grupo de corredores más fuertes.
Mi experiencia en Brasil no acabó con la prueba. En los días siguientes pude visitar el bike-park de Chácara. Un bike-park más similar a los conceptos de «trail centers» de Inglaterra que no a los bike-park de estación de ski que asociamos a esa palabra habitualmente. Sin remontes mecánicos y sin grandes desniveles. Ubicado en el Hotel Fazenda da Chácara, han construido a su alrededor una red de senderos «a pico y pala» que configuran un lugar perfecto para inicarse en el MTB. Además de un escenario ideal para pruebas de XC, puesto que enlazando sus recorridos podías realizar unos circuitos dignos de Copa del Mundo. No obstante será escenario de una carrera de XCO en breve, una prueba que también espera seguir creciendo en el futuro. Una muestra más de la apuesta por el MTB como deporte y como vía de crecimiento económico para una región.
Vista la entrega de Avelar Sports y tras conocer algunos de sus planes de futuro, no os extrañe sentir hablar más de alguna de sus carreras en el futuro. Ganas y entrega para seguir escalando en el plano internacional no les falta. Y lo mejor, cuando me preguntaban qué podían mejorar de cara a ser cómo las pruebas de MTB en Europa… ¿qué les podía contestar yo?