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ZADA, así es el antidoping de Zwift para evitar trampas

Zwift crece en adeptos gracias a la avalancha de usuarios que ha tenido en esta fase de confinamiento. Con ello las opciones de encontrar tramposos y la complejidad de los sistemas para detectarlos. ZADA es la agencia antidopaje de Zwift

El sistema anti-dopaje de Zwift se inició en 2016 y evoluciona constantemente

A medida que las competiciones virtuales han ganado protagonismo gracias a ser la única opción de competir en época de confinamiento, también lo han hecho los usuarios que buscan trampas para brillar en estos eventos online. Al fin y al cabo Zwift no es más que un juego online y las trampas o trucos están asociadas a este tipo de ocio desde sus inicios. Ya sea por medio de recompensas oficiales en el propio juego o, como se intenta detectar, con trampas llevadas a cabo por los propios usuarios. Sin embargo Zwift intenta limitar el descrédito de sus competiciones al máximo y ha puesto empeño en intentar acotar la cantidad de trampas que algunos usuarios llevan a cabo en la aplicación. Aunque no sea una cuestión fácil de detectar. Así nació ZADA, la Zwift Anti Doping Agency. La agencia antidopaje del propio Zwift. La mayoría de usuario ni siquiera saben que existe pero en los últimos tiempos ha crecido su atención como medio para limitar y legitimar los resultados de las pruebas. Su sistema de detección de tramposos es limitado y consiste en una mezcla de cálculos automáticos y verificación humana por parte de voluntarios. Estos son sus detalles. Hoy en ESMTB os traemos los detalles de su funcionamiento.

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Zwift

De forma automática esfuerzos de 5 minutos a 6 w/kg o más pasan a ser sospechosos

La ZADA, la Zwift Anti Doping Agency, no es nada nuevo en esta plataforma. De hecho nació en 2016. Desde entonces ha evolucionado, y lo seguirá haciendo, para intentar detectar al máximo los posibles tramposos en sus competiciones on-line. En el pasado se analizaban a deportistas de forma individual, en función de sus resultados, pero ahora el campo de actuación es mucho más amplio y se analizan todas las actividades. En la franja de análisis automático el sistema tiene en cuenta diferentes variables. Si bien algunas de ellas no son públicas de forma oficial por parte de Zwift para evitar que los tramposos sepan qué puntos atacar para saltarse el control, la actuación de varios deportistas profesionales ha dejado en evidencia alguno de esos límites automáticos que hacen saltar las alarmas del sistema ZADA.

Thomas de Gendt fue uno de los que sufrió el baneo automático del sistema cuando daba el máximo en una prueba en Zwift. Como él explicó, tan solo puso en práctica esfuerzos similares a los que lleva a cabo cuando compite en el mundo real. Gracias a ello se pudo deducir que cualquier esfuerzo de 5 minutos a 6 w/kg o más pasa a ser sospechoso, así como cifras de más de 5 w/kg durante 20 minutos. Estas cifras suelen suponer un baneo temporal de la actividad.

Cuentan con un sistema de verificación humano que puede pedirte que muestres actividades reales con números similares a los que logras en Zwift

Zwift además cuenta con una base de datos de funcionamiento de los rodillos más habituales, gracias a la cual puede tener una idea aproximada de cómo cada rodillo interpreta los vatios, posibles desviaciones o datos incorrectos.

Por ello en competiciones relevantes han añadido el factor humano a la hora de dar por legítimo o no un determinado rendimiento. Algunos de los participantes en esos eventos importantes de la comunidad Zwift son analizados manualmente. Los 3 primeros suelen serlo de forma segura, pero también pueden analizar a otros usuarios que hayan destacado. Zwift, con su programa ZADA, cuenta con una comunidad de voluntarios formada por expertos usuarios de la plataforma e incluso entrenadores. Ellos se encargan de revisar los datos de rendimiento del usuario, contrastarlos con otras participaciones en la comunidad Zwift y, en último caso, toman la medida más relevante: justificar los números de su rendimiento con números similares en actividades en el mundo real. Principalmente aportando información de entrenamientos publicados en plataformas online (Strava o Training Peaks por ejemplo) donde se pueda comprobar que los números de rendimiento logrados en Zwift son comparables a rendimientos similares en actividades reales.

Si se pasa esa verificación manual el usuario obtiene la etiqueta «ZADA-approved», que ayudará a legitimar sus actividades en la comunidad online.

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Las trampas en Zwift

Mentir en el peso es la trampa más habitual y simple de Zwift, pero no la única

La trampa más evidente, popular y simple en Zwift es alterar el peso real que se indica en la aplicación para mejorar la relación vatio / kilogramo, la clave del rendimiento en Zwift. Es una trampa tan fácil de hacer como compleja de detectar y verificar. Eso sí, cuando se trata de grandes eventos en Zwift, la organización suele encargarse de contar con verificaciones reales del peso. Hay que tener en cuenta que se han organizado pruebas de Zwift con premios económicos y que cuando el dinero entre en juego se debe extremar las precauciones para lograr competiciones lo más limpias y creíbles posibles.

En otros casos, más que trampas se encuentran con datos poco precisos en los sensores que se encargan de recabar la información de nuestras actividades. De hecho, pueden haber diferencias de hasta el 10% en la lectura de vatios que ofrecen diferentes rodillos. Unas diferencias enormes si hablamos de competición. De ahí que Zwift siempre intente tener los datos del modelo de rodillo que empleas, en un intento de contrastar la información con sus cálculos de posibles desviaciones en las lecturas de potencia, cadencia o velocidad.

La vertiente más extrema de estas trampas es alterar las propias lecturas de los sensores. Algo que ya se ha visto en competiciones oficiales y por lo que se ha descalificado a participantes de Zwift en el pasado. Aquí entra en juego la informática y como adulterar las lecturas que los sensores transmiten a las aplicaciones de Zwift a través del protocolo de conexión empleado. Una trampa muy elaborada, que requiere conocimientos avanzados a nivel informático y en la que Zwift poco puede hacer más allá de aplicar la lógica de su personal de verificación humano.

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