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¿La Copa del Mundo necesita nuevas sedes? El ejemplo de las Enduro World Series

Las sedes son prácticamente las mismas año tras año (2 nuevas en 2018). ¿Es momento de darle un golpe de aire fresco a la Copa del Mundo?

Copa del Mundo de XCO en Vallnord

Cada sede de la Copa del Mundo paga, como mínimo 30.000€ a la UCI por serlo. Además de recorrer un largo camino para llegar a ser considerada candidata

En el pasado mes de enero os trajimos los detalles del calendario de la Copa del Mundo 2018. En resumen, 7 carreras por modalidad y dos nuevas sedes de las 10 que forman parte de este campeonato. Una de las nuevas sedes es para XCO, Stellenbosch (Sudáfrica), y la otra (Lošinj, Croacia) para DH. Por lo demás el resto es una suma de eventos clásicos encabezados por Mont-Sainte-Anne, la única prueba que ha estado en la Copa del Mundo durante todas las ediciones de la misma, salvo los años que ha acogido el Campeonato del Mundo. La combinación Nove MestoAlbstadt, Fort WilliamLeogang en el DH, Val di Sole y Vallnord con sus eventos dobles y la relativa novedad del retorno de La Bresse, esta vez con prueba también para el DH.

La Copa del Mundo de MTB está controlada por la UCI, que sigue un procedimiento muy riguroso a la hora de asignar sedes, así como en la duración de estas sedes en las diferentes ediciones de la Copa del Mundo. No es nada fácil entrar a formar parte de este calendario y es necesario cuadrar muchos aspectos para que, como mínimo, la UCI tenga en cuenta una candidatura. Organizar previamente una prueba UCI también es requisito indispensable, así que todas las sedes o aspirantes a sedes, deben recorrer un largo camino antes de lograr entrar en el calendario. Algo que, además, pasa pocas veces.

Todo ello sin contar el aspecto económico. De entrada, como gasto fijo, la cuota que se debe pagar a la UCI para organizar una Copa del Mundo, en caso de una prueba que lo solicite para sólo un año, es de 30.000€. 35.000€ anuales en caso de querer una prueba para varios años.

Continúa tras los patrocinadores

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Si nos fijamos en el caso del XCO, con el dominio absoluto de Nino Schurter en este 2017 y casi absoluto en temporadas anteriores, parece claro que el certamen necesita cambios para ganar en alternativas más allá del suizo. Se ha introducido el formato de la Short Track, aunque habrá que ver si acaba teniendo alguna incidencia significativa en el desarrollo de la prueba de XCO.

Lo demás pasa por tener nuevos recorridos que ofrezcan nuevas posibilidades a los corredores y, también, despierten mayor interés en los espectadores. Nove Mesto, Albstadt, Val di Sole… son recorridos de XC que apenas reciben cambios de un año para otro. En Mont-Sainte-Anne el esfuerzo en introducir cambios ha sido mayor al igual que en Vallnord. Por la parte del DH si que se perciben mayores cambios en muchos trazados de un año para otro.

En cualquier caso, la llegada de nuevos circuitos sería un aliciente adicional para corredores y público. Sam Hill, genio y figura, explicó la situación de estas modalidades desde hace un tiempo. «Me fui del DH al enduro porque en cierta medida me aburría. Siempre viajaba a los mismos sitios año tras año y competía en los mismos circuitos. Era una rutina. En cada sede sabía más o menos lo que me esperaba y eso era algo que quería cambiar. Con el enduro cada carrera que hago es diferente y las pruebas cambian mucho de un año para otro«. El australiano compitió en su último DH internacional en el pasado Mundial, obviamente marcado su estilo, y bajando con una bici de enduro para acabar 6º. Ahora va líder de las Enduro World Series y puede rematar el título en Finale Lugure.

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El caso de las Enduro World Series

Con el auge del enduro hace años, y la lentitud para introducir y asimilar cambios importantes de la UCI, rápidamente surgió un campeonato paralelo que supo captar la atención de corredores y marcas. Sin intervención de la UCI, el enduro internacional es un oasis apartado del máximo organismo de ciclismo. Crearon sus reglas, su calendario y sus condiciones, intentando involucrar a los equipos y buscando el mayor consenso posible. Y ya llevan 5 ediciones de las Enduro World Series.

Un campeonato que se celebra por todo el planeta, con mayor diversidad de localizaciones por todo el mundo. Con 8 pruebas, la mayor muestra de su apuesta por la variedad es que de las sedes de 2017 sólo 2 repetirán en 2018, y aunque algunas de ellas ya se han visitado antes (como Ainsa, que vuelve al calendario por segunda vez), su calendario siempre tiene un toque de aire fresco y llega con la incertidumbre de saber cómo será el terreno de las nuevas carreras y el tipo de recorridos que se encontrarán. Algo que se ha perdido en la Copa del Mundo, donde todo es más previsible.

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