Se acaba de cerrar una nueva edición de Unibike, una edición que tras lo vivido en 2016, era especialmente vital para confirmar si la feria remontaba el vuelo o seguía en su tendencia descendente. Los organizadores han intentado dar el salto hacia un formato de feria más activo, potenciando la vertiente de pruebas de bicicletas y actividades outdoor. Pero la localización de la feria limita en gran medida las posibilidades de crecer en este aspecto.
El nuevo formato de 4 días, con 2 días para profesionales y 2 para el público final, no ha supuesto un gran cambio respecto a la anterior edición. A falta de los números oficiales, que obviamente proporciona una parte interesada, la sensación global tras este Unibike ha sido la de un evento en caída. Los días para profesionales registraron una asistencia baja, algo palpable con darse un paseo a cualquier hora del día.
En cualquier caso, para los expositores, valorar el éxito o fracaso de una feria va en consonancia con la relación retorno-inversión. Y Unibike sigue siendo una feria extremadamente cara para exponer. Además, da la sensación de no cuidar los detalles (Wifi a precio de oro, mala cobertura de restauración en la feria y en la zona, pagos adicionales por cualquier detalle…). Con ello, algunos de los expositores con los que hablamos en 2016 y que nos expresaron su voluntad de no volver, no han vuelto. En esta edición ha pasado algo similar con algunos de los que aún aguantaban y pensaban ya en 2018.
Continúa tras los patrocinadores