Prueba del casco Rudy Project Racemaster

De entrada estamos hablando de un casco de gama alta, como lo demuestra su precio de 229€. Situado en su segmento dentro de la oferta existente, Rudy Project ha sabido crear un casco con identidad propia, algo que no es fácil en un tipo de accesorio que a día de hoy tienen incluso las propias marcas de bicicletas. Decenas de diseños y la difícil tarea de destacar entre las opciones que hay para los usuarios. Hay dos elementos que hacen fácilmente reconocible al casco Rudy Project Racemaster. En la parte frontal, la pequeña «boca» que hace de punta de lanza del casco, un rasgo muy peculiar. Aunque el más llamativo sea, probablemente, la «aleta» que tiene en la parte trasera y que le da una línea de perfil inconfundible. Por lo demás la parte frontal tiene unas líneas muy angulosas y agresivas que crean una estética propia. Está claro que es un producto con el sello de diseño italiano.

A nivel técnico nos encontramos con una construcción in-mold y un diseño de las entradas de aire optimizado para ventilar la cabeza al máximo. Las correas están inyectadas en la carcasa, cuentan con motivos reflectantes (también hay en la parte trasera) y tienen una calidad acorde a su precio. Son fáciles de ajustar y el cierre cumple su función son solvencia. En el interior encontramos una amplia almhoadilla que en la parte frontal tiene un red para evitar la entrada de insectos. Todos sabemos lo molesto que es cuando cualquier cosa nos entra en la cabeza en plena marcha. Lejos de ser una molestia, no notamos que perjudicase a la ventilación del casco, que ha sido buena en todas las salidas que hemos hecho.

Por último, el ajuste de la nuca es muy fácil de usar, incluso con guantes, con una ruleta de tacto firme y sólido y una correcta distribución de la presión por la zona. También se puede ajustar la altura de esta sujeción. En definitiva, es rápido y sencillo ponerlo a nuestra medida.

Mención aparte merece su entrada en la parte trasera para llevar las gafas. Llamada Garage Eyewear Dock facilita el dejar las gafas firmemente sujetas. Lo probamos con gafas de su gama, como las Tralyx, pero también con modelos de otras marcas, que también se fijaron con firmeza. Si quieres darle un look más biker el casco viene con una visera desmontable.

Se fabrica en dos tallas (S y M para 54-58 centímetros y L para 58-61 centímetros) y está disponible en varios colores. Hay una versión con protección MIPS, pero no es la que pasó por nuestras manos. Su peso, de 285 gramos en nuestra báscula, es algo elevado respecto a modelos con los que compite de forma directa (unos 40-50 gramos por encima de los modelos más ligeros) aunque no es algo que se perciba cuando lo usas. En parte porque la comodidad es uno de sus puntos fuertes. Cada persona tiene una cabeza con diferente forma, pero en nuestro caso el casco se adaptó a la perfección desde la primera salida, sin presiones molestas, con una sujeción firme y olvidándonos que los llevábamos. Lo mejor que se puede decir de un casco.

Con la compra del casco tendrás una funda de transporte, la ya mencionada visera y un pack adicional de almohadillas. También se vende de forma separada una funda para tapar ideal para días de lluvia o frío.