El uso de motores en competiciones de ciclismo parecía un hecho de ciencia ficción hasta hace poco tiempo. Pero desde hará unos años han ido aumentando los rumores y elucubraciones sobre el mal llamado «doping mecánico» y que simplemente se debería conocer como hacer trampas. Los más escépticos no tuvieron otra opción que aceptar la realidad sobre este tema cuando, hará unos meses, la UCI confirmaba el primer caso oficial de motor en una bicicleta de competición dentro del ciclocross, y en categoría femenina. Si tal tecnología había llegado a ese nivel, ¿cómo no iba a hacerlo a nivel profesional?
Fabian Cancellara fue uno de los nombres más asociados a la polémica del posible uso de motores coincidiendo con algunas exhibiciones de fuerza llevadas a cabo por el suizo en el año 2010. Todo quedó en rumores y suposiciones y ningún hecho confirmado. Vídeos en YouTube analizando sus gestos sobre las manetas mientras atacaba y otras «conspiranoias» del estilo. Esta semana el tema ha vuelto a saltar a la actualidad cuando el ex-ciclista profesional Phil Gaimon acusaba al propio Cancellara en un libro acabado de publicar: «Ese cabrón posiblemente tenía un motor» afirma en su relato.
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