Gracias Hermida
Un portento físico, un carácter único, un biker irrepetible. Nuestro pequeño homenaje a un genio de las dos ruedas.
Ayer en Vallnord fue un día importante. Será una carrera que no será recordada por el 33º triunfo en una Copa del Mundo de Julien Absalon. Ni por el pinchazo de Nino Schurter. Probablemente quede en la memoria de todos como el día en que el mejor biker español de todos los tiempos se despedía de la Copa del Mundo.
El 20 de septiembre de 1996, en Cairns, Australia, nacía una leyenda que iba a marcar la historia del XC y del MTB. Un joven biker de Puigcerdá ganaba la prueba junior de los Campeonatos del Mundo de cross country. Lo hacía con un tiempo, ojo al dato, de 1:54:31. Con V-Brakes y cámaras en el interior de sus ruedas de 26″. Estaba claro que, como todos los campeones del mundo junior, tenía ante si la oportunidad de ser una estrella de este deporte. Lo que nadie podía predecir es que se convertiría en una leyenda.
Hermida es un portento físico. Una de esas personas tocadas por una varita mágica. Pero tener unas cualidades innatas no es suficiente para estar en la elite durante 20 años. Su entrega y trabajo duro, su constancia y fuerza para superar los malos momentos son los que han completado el perfil del corredor capaz de ser campeón del Mundo en todas las categorías por las que ha pasado. Junior, sub-23, elite y team-relay. No le falta ningún maillot arco iris.
El pistolero!
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Los Juegos Olímpicos le encumbraron. La medalla de plata de Atenas 2004 le sirvió para hacerse conocido entre el gran público. Desde hace muchos años, en España, las palabras «mountain bike» van asociadas a Jose Antonio Hermida.
Ha estado en 5 Juegos Olímpicos, ha sido 3 veces campeón de Europa, ha ganado pruebas de la Copa del Mundo y ha sido subcampeón de la Copa del Mundo en 4 ocasiones. Además es de los pocos corredores de XCO punteros que ha destacado en citas de bike-maraton. Ha liderado la Absa Cape Epic e incluso competido en el Mundial de Bike-maraton. Por no citar el record de campeonatos de España que tiene en su palmares. Incluso el ciclocross ha podido disfrutar de su presencia, Mundiales incluidos.
Con toda esa lista de resultados, que su mayor logro haya sido crear una imagen única habla mucho de la personalidad que es Hermida. Sus gestos y forma de ser han trascendido mucho más que sus enormes resultados. Amigable, cercano, sorprendente, original y único. Así se ha mostrado durante todos los años de su brillante carrera deportiva en el XCO. El número del pistolero en Atenas, su zapato teléfono en un podio de la Copa del Mundo, su entrada persiguiendo a la bicicleta en Houffalize o el mítico «mostacho» que llevó al arco iris en Canadá y se convirtió en otro sello de identidad de sus éxitos.
Respetado y admirado en el paddock por corredores de varias generaciones, Hermida abrió un camino hacia la elite mundial que en España nadie había podido explorar. Una brecha que muchos otros bikers han podido aprovechar. Una forma de hacer las cosas. De enfrentarse a las carreras y de transmitir pasión por lo que haces. Esta claro que el mountain bike le ha dado mucho ha Hermida. Igual de claro como que Hermida ha dado devuelto con creces todo lo que el mountain bike le ha dado. Más que un corredor ha sido el perfecto embajador de nuestro deporte. Un referente para todos, y no sólo en nuestro país.
Un adiós para recordar
Jose Antonio Hermida es un biker irrepetible. De eso no le queda ninguna duda a nadie. Hemos tenido la suerte de poder disfrutar de él durante tantos años que ahora costará saber que no estará en la parrilla de la próxima Copa del Mundo. Gracias a él sabíamos que siempre había opción a medalla en un Mundial, que siempre podíamos pescar alguna medalla en unos Juegos Olímpicos y que siempre valía la pena seguir sus actuaciones para saber que era capaz de sacar de la chistera en cada una de sus carreras.
Por engancharnos a cada carrera internacional, por situar al MTB español en el mapa mundial, por transmitir como nadie la pasión por el MTB, por ser un ejemplo de comportamiento y profesionalidad, por marcar un camino hacia la cima del deporte. Por eso y por mil cosas más. ¡Gracias Hermida!
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