La posición para pedalear es buena. La roldana superior genera ruido extra, especialmente con los piñones grandes
Al pedalear la suspensión se mueve, pero nada exagerado para una enduro de 165 mm de recorrido trasero. Lo que es un acierto en ese apartado es la posición de pedaleo que tenemos, con un ángulo de sillín efectivo muy vertical que nos deja en una posición cómoda para darle a los pedales con fuerza. En salidas largas acabó siendo un punto que apreciamos mucho.
¿Qué pasa con la nueva roldana del punto de giro elevado? Pues que aporta un plus de fricción adicional, perceptible pero menor que en otras bicis que hemos probado con este tipo de transmisión. Lo que sí es perceptible es el aumento de ruido, especialmente cuando rodamos con el piñón grande. A medida que cambiamos hacia piñones más bajos el ruido adicional se reduce mucho hasta hacerse casi imperceptible en marcha en los piñones pequeños.
Rectas, alta velocidad y terreno cuanto más roto mejor. Ahí la Cannondale Jekyll brilla muchísimo
Llegan las bajadas, y aquí es donde la Cannondale Jekyll brilla. De hecho es para donde ha sido creada. Empezamos con la posición. A la potencia corta y al reach generoso se suma el ángulo de sillín que nos ayudó a equilibrar el peso que queremos situar en la rueda delantera. Nos sentimos bien centrados en la bicicleta lo que acabó siendo sinónimo de una posición relajada. Incluso a la hora de afrontar tramos salvajes.
En las bajadas la Cannondale Jekyll nos pareció excepcional en los tramos rectos y más rotos. ¿Sabéis esas bajadas repletas de agujeros, piedras, escalones y mayoritariamente rectas? Ahí es simplemente brutal. Cuanto a más velocidad ruedas más velocidad acumula la bicicleta. Es una bicicleta que te ayuda más cuanto más rápido eres capaz de rodar con ella, premiando a los bikers que más les guste arriesgar (o que más valor tengan). En esos tramos sale a relucir el funcionamiento de la suspensión trasera y esa forma de desplazar la rueda hacia atrás al comprimirse la suspensión. Ese movimiento hace que los impactos le hagan perder menos velocidad. El resultado, acumulas velocidad a cada obstáculo. Es, realmente, el punto donde la Jekyll sobresale. Sumarle que las vainas se hacen un poco más largas al comprimirse y suma aún más estabilidad. Así que las rectas en terreno, cuanto más roto mejor, y a cuanta más rápido mejor, son una auténtica gozada y donde sacamos todo el potencial de la Cannondale Jekyll.