Muy buena rigidez de la parte trasera y una suspensión poco intrusiva con el pedaleo fueron los puntos más llamativos en nuestra toma de contacto
Otro aspecto relevante es su buena capacidad para pedalear. A la excelente rigidez global se suma una suspensión trasera sorprendentemente estable con la pedalada. A pesar de contar con mando de 3 posiciones en el manillar, tiramos poco de la posición intermedia. Algo que siempre es de agradecer.
La posición sobre la bicicleta es equilibrada y justo la que buscarán la mayoría de usuarios que opten por la versión XRM, con una buena posición para pedalear y el manillar en un punto de control pensando en las bajadas y no tanto en las subidas. Nuestro modelo, en talla M, llevaba una potencia de 60 mm.
La primera impresión sobre la Lapierre XRM es que la marca francesa ha creado un pack con todo lo que se pide a una bicicleta de este tipo en nuestro país. Sin florituras ni concesiones a lo innecesario, tiene todo los puntos importantes cubiertos: buen peso, buen rendimiento con el pedaleo, estética cuidada y montajes sin experimentos. Es, sin duda, la Lapierre más comercial pensando en el público mayoritario de nuestro país.
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