Un componente al que no se suele prestar mucha atención, pero que es importante
La tija de sillín es un componente al que no se suele prestar demasiada atención pero que, en los últimos años, ha ganado protagonismo porque las marcas lo han situado como un elemento más con el que buscar filtrar vibraciones del terreno. A la hora de escoger una tija de sillín nos encontramos con dos grandes opciones en cuanto a materiales: carbono o aluminio. Pero también entran en juego muchos más factores. Como la posición que buscamos en la bicicleta Nuestro presupuesto, y los aspectos a los que demos mayor importancia, marcarán cuál es la mejor elección.
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¿Tija de sillín de carbono o de aluminio?
Los modelos de carbono suelen ser más ligeros y pueden ofrecer una punto donde filtrar vibraciones, pero son más caras y delicadas
El carbono y el aluminio son los dos materiales más comunes en las tijas de sillín. También encontramos modelos más exóticos que usan el titanio, pero que suelen entrar en el segmento de gama alta y atraer a aquellos que, sobre todo, buscan exclusividad más que unas prestaciones en concreto. Entre el carbono y el aluminio las diferencias son claras.
Las tijas de sillín de carbono suelen ser más ligeras que las de aluminio, pero también más caras. Con carbono se puede lograr una tija de sillín capaz de filtrar vibraciones, aunque es algo que no pueden ofrecer todos los modelos y que va ligado a la calidad de construcción de la tija (tipo de carbono, diseño de la distribución de capas de carbono o formas «especiales» para lograr flexión). A la hora del montaje las tijas de sillín de carbono son mucho más delicadas y es vital respetar el par de apriete indicado en el cierre de sillín para no dañarlas. Además se recomienda aplicar un poco de grasa especial para carbono para evitar que ésta se deslice en el cuadro. Son más sensibles a los golpes (que normalmente las pueden dañar más fácilmente que las de aluminio).