Un 2021 perfecto. 3 días de año, 3 carreras disputadas, 3 victorias logradas
3 de 3. Mathieu van der Poel está de vuelta a sus números de otra galaxia. El neerlandés ha rodado como una máquina perfectamente engrasada hacia su tercer triunfo en los 3 primeros días de 2021. Lo ha hecho con una carrera simplemente perfecta. Ni un error, un pedaleo sólido y una enorme fluidez en los tramos más complicados del circuito. Esa forma de conducir sobre el barro que lo han convertido en la máxima estrella del ciclocross mundial en una época donde ha coincidido con rivales de enorme potencial. Pero hoy en la Copa del Mundo de Hulst no ha tenido rival posible. Prácticamente de principio a fin, y de forma totalmente individual. Así ha sido la victoria 8 en 11 días de competición que ha realizado en esta temporada.
Continúa tras los patrocinadores
Mathieu van der Poel se fue desde la segunda vuelta y nunca más miró atrás. Rodó, simplemente, en otro nivel
Hoy sí, estaban todos en la salida. Mathieu van der Poel, Eli Iserbyt, Tom Pidcock e incluso Wout van Aert, que no compitió ayer al contrario que Van der Poel y Pidcock. Se esperaba una batalla intensa entre ellos, pero no ha existido. Un recorrido con barro, curvas resbaladizas, cortos tramos de ascensos con mucha pendiente y donde la técnica ha jugado un papel importante. Solo un par de tramos de cargar con la bici al hombro para un recorrido que se ha mostrado como muy completo.
De salida los favoritos se lo han tomado con relativa calma. Pero una vez más, Mathieu van der Poel era el mejor posicionado. Tanto que a la que se ha visto en cabeza sus rivales peleaban entre si por no ceder terreno. El campeón del mundo no dudó y, a pesar de tener casi toda la carrera por delante, empezó a abrir hueco respecto al resto desde la segunda vuelta. Sol Toon Aerts podía seguirle. Pero era un espejismo. El belga tampoco duraría mucho a su rueda. Las distancias se abrían, Van Aert perdía tiempo y ni siquiera lideraba la persecución. Tom Pidcock no parecía tener su mejor día. Mientras los perseguidores intentaban perseguir pisándose unos a otros, Mathieu van der Poel ya había puesto en marcha su maquinaria. Ni un fallo, fluidez constante y potencia cuando la necesitaba. Un show en toda regla.