Las piezas empiezan a encajar en el puzzle que han configurado diferentes movimientos comerciales tras la carrera por etapas más importante del planeta.
Todo empezó con la adquisión de la Absa Cape Epic por parte de IRONMAN, que a su vez es propiedad del gigante Wanda Sport, un gigante empresarial en el mundo del deporte. Poco después llegó otra importante noticia. La Pioneer, prueba por etapas en Nueva Zelanda con una trayectoria muy corta, sólo dos ediciones, pero muchos medios puestos en ella para que crezca, pasaba a manos de los mismos propietarios.
La última pieza del puzzle se desveló en la entrega de premios de la Pioneer. 10 equipos que participaron en esa carrera recibieron como premio una plaza asegurada para correr la Cape Epic 2018. Sí, tal y como se intuye, es el primer paso hacia dos cosas. Por un lado la creación de un campeonato de pruebas por etapas internacional con la Absa Cape Epic como gran final. Por otro, la introducción de un sistema de clasificación para poder participar (o como mínimo asegurar la participación) en la Cape Epic.