Todo orientado al rendimiento
Oakley siempre se ha caracterizado por dar a sus gafas un componente estético muy marcado y que las hacía inconfundibles. En las EVZero la estética rompedora parece haber quedado un poco de lado para centrar todo su desarrollo entorno al rendimiento puro y duro.
El peso ha sido su primer gran logro. 24 gramos es una cifra a tener muy en cuenta. Se consigue gracias a un diseño que prescinde de la montura. Las gafas Oakley EVZero son una gran lente unida a las dos patas de sujeción. Simplicidad máximo.
Sobre la lente, una PRIZM que ya probamos en su modelo Jawbreaker, poco hay que decir. Una calidad de visión excepcional, especialmente en zonas con poco luz, como puede ser el interior de bosques o rodando a primera y última hora del día. Se maximiza el contraste y se consigue una visibilidad increíble.
Gracias a su diseño, la lente nos protege los ojos totalmente. Su generoso tamaño hace que tengamos los ojos a salvo de barro, polvo o cualquier agente externo. Son, probablemente, las gafas de ciclismo que mejor protegen nuestra cara dentro de la gama Oakley. Con ellas puestas nos olvidamos que llevamos gafas, puesto que no vemos ningún rastro de montura en el campo de visión.
El único pero de su diseño es la rigidez. Al no haber montura la lente tiene que asumir la fuerza estructural, con lo que la rigidez no es su fuerte. Si eres de cabeza estrecha quizás eches de menos mayor sujeción.
Hay diferentes opciones de color, así como varias posibilidades de lentes, incluyendo unas transparentes que también filtran los rayos solares.
Como todo producto Okley, su marca y calidad se hace pagar, y el precio de las Oakley EVZero Prizm Trail que hemos probado se va a los 159€.