El dominio de PFP en el Tour ha acabado condicionando su participación en el Mundial
La prueba élite femenina del Mundial de ruta 2025 en Kigali quedará como ejemplo de cómo una vigilancia excesiva entre las grandes favoritas puede cambiar por completo el desenlace de una carrera. Todas las miradas estaban puestas en Pauline Ferrand-Prévot, que había modificado su calendario para llegar en forma a la cita y partía como la número uno de las quinielas. Sin embargo, el juego táctico entre las principales estrellas abrió la puerta a una escapada que acabaría decidiendo el título.
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Resultado inesperado en el desenlace de la carrera
La francesa, vencedora del último Tour de Francia, afrontaba la prueba con un equipo potente y con la etiqueta de gran candidata. Su marca personal de 15 maillots arcoíris la avalaba y se esperaba que aspirase a un nuevo título mundial. Pero en la carretera la historia fue diferente: ni Francia, ni Italia con Elisa Longo Borghini, ni Países Bajos con Demi Vollering, lograron meter a ninguna de sus líderes en el podio.
La carrera quedó en manos de un grupo que aprovechó la parálisis táctica entre las estrellas. La canadiense Magdeleine Vallieres firmó la victoria más importante de su carrera, por delante de la neozelandesa Niamh Fisher-Black y la española Mavi García, que se colgó un histórico bronce.
El peso de la vigilancia
«Es parte del juego, pero hoy salió mal»
Ferrand-Prévot fue clara al analizar lo sucedido: “Sí, por supuesto. Nos vigilamos demasiado entre las tres grandes, y eso permitió que se marchase la fuga. Demi no se despegaba de mi rueda; si yo arrancaba, ella venía conmigo. Al final, Kasia [Niewiadoma-Phinney] no quiso colaborar y todo fue un gran desastre. Es parte del juego, pero hoy salió mal”.
La campeona francesa reconoció que su estado de forma no era el mismo que en julio: “Ellas pensaban que estaba tan fuerte como en el Tour, y no era así. Me costaba mucho lanzar un ataque contundente y tomar decisiones”.