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El actual boom de la bici: ¿Cómo empezó todo? Del parón total a la explosión de la demanda

La pandemia ha llevado a la industria de la bicicleta a una situación inesperada. Este es el origen del boom actual y de los problemas de abastecimiento del mercado de la bicicleta a día de hoy.

El origen de la situación actual es la llegada de la pandemia, los confinamientos y paro de las industrias.

La industria del ciclismo pasa por un momento increíble que hace poco más de un año era totalmente impredecible. Tanto como la llegada de una pandemia mundial que cambiase al mundo por completo. Nuevos retos y, sobre todo, nuevos problemas rodean ahora a un sector que vive a medio camino entre la euforia por el auge de la bicicleta y la preocupación por no poder cubrir la demanda actual. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El origen de la situación actual es la llegada de la pandemia y todo lo que ello supuso a nivel mundial en cuanto a confinamientos y paro de las industrias. La chispa que lo encendió todo y que sirvió para poner de manifiesto las debilidades del modelo productivo de la industria de la bicicleta.

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Industria de la bicicleta

Parón en las fábricas

Los confinamientos pararon en seco la producción de bicicletas

En la fase más dura de la pandemia los confinamientos y parones absolutos en las industrias no esenciales se extendieron por todo el planeta. No coincidieron en el tiempo y duración entre países, pero ninguno de los implicados en el proceso de fabricación de bicicletas a escala mundial se libró de ellos. Eso ya suponía un enorme problema en las condiciones de producción y entrega normal de cara a los siguientes meses. Es decir, con la parada de las fábricas iban a llegar retrasos en las producciones ya previstas sin tener en cuenta ningún aumento de la demanda adicional.

El funcionamiento del mercado laboral y la mano de obra en Asia complicó aún más el regreso a la «normalidad»

Sobre el terreno y centrados en Asia, donde se encuentra el grueso de la industria productiva del mundo de la bicicleta, esos confinamientos y cierres temporales de fábricas iban a tener más consecuencias. Una vez el trabajo volvió a ponerse en marcha no lo hizo de la misma forma a cómo se trabajaba tan solo unos meses antes. Por un lado se tuvieron que adoptar medidas adicionales en materia de seguridad sanitaria. Idear nuevos horarios, intentar reducir la interacción entre trabajadores, incorporar nuevos procesos sanitarios… una serie de medidas adicionales que no permitió arrancar la producción al máximo y que, además, generó costes adicionales no previstos por los fabricantes.

A ello se sumó los desplazamientos de los trabajadores. En Asia la mano de obra es poco estable y los trabajadores suelen viajar bastante entre territorios en busca de trabajo. Muchos de esos trabajadores regresaron a sus hogares con los confinamientos y después no volvieron a sus puestos de trabajo anteriores o, simplemente, se encontraron con muchas trabas para viajar a su anterior «región laboral». En muchos casos supuso tener que volver a crear nuevas plantillas de empleados sumando horas de formación y búsqueda de trabajadores y entorpeciendo aún más la recuperación del ritmo de producción normal en las fábricas.

Fábricas paradas por los confinamientos

El modelo de la industria de la bicicleta a gran escala está muy centralizado en Asia

Todo esto empezaba a poner de relieve las deficiencias de la industria de la bicicleta. Un modelo construido a lo largo de muchos años que ha acabado centralizando la producción, las fábricas, la experiencia e incluso la distribución de la materia prima en áreas muy concretas del planeta. Un modelo que ha ido evolucionando año a año en busca de los menores costes posibles pero que es muy poco flexible y en el que deja a las marcas (la mayor parte europeas o norteamericanas) a expensas de lo que sucede al otro lado del planeta. El modelo productivo de las marcas de bicicletas establecía un proceso en el que el diseño se realizaba por parte de la propia marca pero la mayor parte de la fabricación se llevaba a cabo en Asia. Eso hablando de marcas de bicicletas, porque si hablamos de marcas de componentes a gran escala la situación es aún peor y más centralizada en el continente asiático.

 

La explosión del mundo de la bicicleta, la solución para todo

La bicicleta se convirtió en la mejor forma de practicar de deporte y estar en contacto con la naturaleza

Mientras la fabricación de bicicletas caía los países empezaban a relajar los confinamientos y, de repente, la bicicleta se presentaba como la solución a muchos de los nuevos problemas de la población. Con las primeras aperturas tras los confinamientos explotaron la ganas de estar al aire libre, de huir de casa para estar en contacto con la naturaleza. Y para eso no hay nada mejor que una bicicleta. A ello se sumó la recomendación de evitar el deporte en grupo y limitar las interacciones sociales, lo que aún daba más cuerda al ciclismo como deporte ideal. Se puede realizar en solitario, alejado de núcleos de población, es apto para prácticamente todo el mundo, se practica al aire libre. Así llegó el boom de desempolvar las bicis de los balcones. Unas bicis que necesitaban una puesta al día o que simplemente eran inservibles. Trabajo para los talleres y el inicio del crecimiento en la demanda de bicicletas, especialmente en los modelos de gama media e iniciación.

Ciclismo como deporte ideal

El primer boom permitió vaciar almacenes de marcas que acumulaban material de difícil salida al mercado

Ese primer boom de la demanda supuso un balón de oxígeno a enorme para muchas marcas. Gracias a esas semanas en las que, simplemente, se vendía todo, muchas marcas pudieron hacer limpieza en sus almacenes y dar salida a material que estaba condenado a acumular polvo de por vida. En muchos casos, solo necesitaron unos meses de apertura para compensar los ingresos perdidos durante las épocas de confinamiento. Además, liquidando material que difícilmente hubiesen vendido en circunstancias «normales».

La bicicleta también ha crecido como modo de desplazamiento urbano, individual y ecológico

Por otro lado la bicicleta ya llevaba tiempo posicionándose como una de las soluciones a los problemas de contaminación en las grandes ciudades. Es un vehículo ideal para los desplazamientos urbanos, no contamina y ayuda a mantener un mínimo de actividad física diaria. Con la llegada de nuevos impuestos y limitaciones a los vehículos a motor, la bicicleta es económica y fácil de mantener. El transporte público y sus aglomeraciones eran ahora algo a evitar por parte de la población en el marco de las medidas personales para evitar contagios. Ecológica, saludable, económica e… individual. La bicicleta urbana también ha dado un salto enorme desde la llegada de la pandemia.

Bici urbana

La tormenta perfecta

Caída de la fabricación y aumento de la demanda. ¿la peor combinación posible?

Y así se creó la base para la tormenta perfecta. Una reducción en la producción de bicicletas, incluso para un ritmo de entregas normal, coincidía en el tiempo con un aumento de la demanda sin precedentes a todos los niveles y de todo tipo. Desde una vertiente deportiva del ciclismo a una movilidad urbana. Este era el inicio de todo lo que estaba por venir y de una sucesión de cambios en la industria del ciclismo que vamos a ir repasando y que solo ha hecho que comenzar.

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