Hoy en día las pruebas de bike-maraton inundan el calendario biker de cualquier país. Pero no siempre fue así. Hace no tantos años, los grandes retos de larga distancia en MTB eran eventos poco numerosos. Entre las citas de un día en Europa hay una prueba que fue y es referencia en cuanto a dureza, paisajes e historia.
El Grand Raid, conocido popularmente durante muchos años como la Cristalp (por el nombre de la marca de agua que la había patrocinado durante buena parte de su historia) es de las pocas pruebas que puede presumir de contar con 27 años de historia a sus espaldas.
Esta temporada, para la 28ª edición, la prueba suiza mantienen todos los elementos que la han convertido en una carrera icono del MTB.
Continúa tras los patrocinadores
El Grand Raid BCVS es una prueba en línea que tiene diferentes puntos de salida para cada una de las 4 distancias que si disputan, pero un mismo punto de llegada, la pintoresca localidad de Grimentz. La organización ofrece 4 posibles recorridos, con 4 posibles distancias, todas sobre el mismo trazado, pero arrancando de puntos cada vez más cercanos a la meta final en función de la dificultad que cada biker quiera afrontar.
Eso sí, ninguna de las distancias se puede considerar fácil. La más corta de ellas, la que parte de Evolène a Grimentz cuenta con 37km pero con 1.845 metros de desnivel positivo, nada mal para el trazado más asequible. Le sigue la Hérémence-Grimentz, con 68km y 2.996 metros de ascensión. La Nendaz-Grimentz es de 93km y 3.944 metros de subida y la prueba reina, la esencia del Grand Raid, tiene salida en la localidad de Verbier y llegada en Grimentz tras 125km y unos mareantes 5.025 metros de ascensión.