Cetonas en el ciclismo: lo que dice la ciencia, la UCI, el mito y la realidad del pelotón
La UCI desaconseja el uso de suplementos de cetonas en el ciclismo tras confirmar que no mejoran ni el rendimiento ni la recuperación, aunque muchos equipos del WorldTour los siguen utilizando pese a su elevado precio y a la falta de evidencia científica sólida.
La UCI considera que las cetonas no aportan mejoras de rendimiento ni de recuperación
Desde hace casi una década, las cetonas se han convertido en uno de los suplementos más comentados y controvertidos en el deporte de resistencia. En el ciclismo profesional, su uso se ha extendido hasta el punto de formar parte del arsenal nutricional de varios equipos del WorldTour, pese a que la Unión Ciclista Internacional (UCI) acaba de desaconsejar oficialmente su consumo. El motivo: la ciencia no respalda que mejoren el rendimiento ni la recuperación.
Sin embargo, el hecho de que sigan utilizándose pese a su elevado coste y a la falta de evidencia sólida plantea una pregunta inevitable: ¿por qué se han hecho tan populares entre los profesionales si, según los estudios, no sirven para rendir más?
Continúa tras los patrocinadores
El origen de la fiebre por las cetonas
El estudio de Oxford de 2016 encendió el interés del pelotón por las cetonas
Todo empezó en 2016, cuando un estudio publicado por la Universidad de Oxford en Cell Metabolism encendió el debate. En aquella investigación, un grupo de ciclistas bien entrenados mostró ligeras mejoras de rendimiento tras ingerir ésteres de cetona antes del ejercicio, en combinación con hidratos de carbono. Aquellos resultados, difundidos en medios y conferencias de nutrición deportiva, bastaron para que el término “ketone esters” comenzara a circular en el pelotón.
El atractivo era fácil de entender: un “combustible alternativo” capaz de aportar energía cuando las reservas de glucógeno escasean, sin los efectos secundarios de la cetosis inducida por dietas estrictas. La idea de un suplemento capaz de mantener la intensidad cuando el cuerpo ya no dispone de glucosa parecía revolucionaria.
Poco después, empezaron a aparecer productos comerciales, especialmente en el entorno del ciclismo de carretera. Equipos del WorldTour comenzaron a experimentar con ellos en entrenamientos y grandes vueltas, y la industria respondió con suplementos cada vez más refinados y, sobre todo, caros.
Cetonas
La evidencia científica enfría el entusiasmo
Los estudios más recientes niegan cualquier mejora de rendimiento con cetonas
Con el tiempo, otros grupos de investigación intentaron reproducir aquellos resultados iniciales. Los hallazgos, sin embargo, fueron muy diferentes. La mayoría de estudios posteriores no observaron mejoras significativas en el rendimiento ni en la eficiencia metabólica. En algunos casos, incluso se detectaron efectos neutros o negativos, especialmente cuando las cetonas desplazaban parcialmente el consumo de carbohidratos durante el esfuerzo.
La conclusión fue progresivamente más clara: las cetonas exógenas no ofrecen ventajas medibles en el rendimiento en pruebas de resistencia. Así lo resume la UCI en su reciente comunicado, donde afirma que “no existe evidencia convincente de que los suplementos de cetonas mejoren el rendimiento o la recuperación” y que, por tanto, “no recomienda su uso en los planes nutricionales de los ciclistas”.
Cetonas
De la mejora de rendimiento a la promesa de recuperación
La recuperación era el último argumento a favor de las cetonas, ahora también debilitado
Cuando los datos sobre rendimiento no convencieron, la narrativa se desplazó hacia otro terreno: la recuperación. Algunos trabajos posteriores señalaron que las cetonas podrían acelerar la resíntesis de glucógeno muscular después del ejercicio o aumentar la producción endógena de EPO, lo que podría ayudar al organismo a responder mejor tras esfuerzos intensos o en etapas encadenadas.
Esa idea encajaba bien con la realidad del ciclismo profesional, donde la recuperación entre etapas es tan crucial como el propio rendimiento. Durante un tiempo, varias escuadras apostaron por introducir las cetonas al finalizar las etapas o en días de carga de entrenamiento, buscando ese supuesto “plus” de regeneración.
Sin embargo, los estudios más recientes han puesto también en duda esta teoría. Una investigación de alta calidad y amplio tamaño de muestra publicada en los últimos meses concluyó que tomar cetonas tras la competición o el entrenamiento no tiene efecto sobre la calidad de la recuperación, ni en parámetros fisiológicos ni en marcadores de fatiga muscular.
Cetonas
Un suplemento caro, pero legal
Un suplemento de más de 100 € por botella que no demuestra beneficios claros
Pese a la falta de evidencia sólida, las cetonas siguen siendo un elemento habitual en la nutrición de algunos equipos. La explicación no se encuentra tanto en la ciencia como en la cultura de la élite deportiva: en el ciclismo profesional, cualquier detalle que pueda ofrecer una mínima ventaja, aunque sea marginal o teórica, se considera justificable.
Además, las cetonas no están prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ni por la propia UCI. Se trata de un suplemento legal, sin efectos adversos graves documentados, por lo que no hay motivos para sancionar su consumo. La UCI simplemente lo desaconseja, pero no lo veta. Eso deja una zona gris en la que cada equipo puede decidir por sí mismo si incluirlas o no en su protocolo nutricional.
El componente económico añade aún más interés al debate. Los suplementos de cetonas exógenas son extremadamente caros en comparación con otros productos deportivos. Un frasco de ésteres de cetona puede costar entre 100 y 150 euros por unas pocas dosis, y algunos productos de gama alta superan los 4 € por ración. En términos de coste energético, se sitúan muy por encima de cualquier fuente de carbohidratos o proteína.
Que equipos con presupuestos millonarios sigan utilizándolas pese a esos precios sugiere dos cosas: o bien existe una creencia interna de que el efecto puede ser real en situaciones específicas (como etapas de alta montaña, altitud o sobrecarga), o bien se trata de una cuestión de precaución competitiva, un “por si acaso” para no quedarse atrás si los rivales lo usan.
Pelotón
El efecto psicológico y el “por si acaso”
El efecto placebo y el marketing mantienen vivas las cetonas en el pelotón
En la práctica, muchos nutricionistas deportivos reconocen que una parte del éxito de las cetonas puede ser psicológica. El simple hecho de ingerir algo que se percibe como tecnología avanzada o recurso de vanguardia puede reforzar la confianza del deportista. En disciplinas donde la mente juega un papel crucial, esa sensación puede traducirse en un mejor rendimiento, aunque el efecto fisiológico sea nulo.
También hay una componente de imagen. En un entorno donde la innovación y la ciencia aplicada forman parte del discurso de los equipos, renunciar a un suplemento que otros sí usan puede percibirse como una falta de modernidad o inversión. Algunos equipos mantienen acuerdos comerciales con marcas de cetonas, lo que asegura su presencia en los bidones aunque la convicción científica sea limitada.
La posición de la UCI y el futuro de las cetonas
La UCI no prohíbe las cetonas, pero sí invita al pelotón a dejarlas de lado
La UCI ha querido dejar claro que su postura no equivale a una prohibición, sino a una recomendación negativa: mientras no haya evidencia convincente de sus beneficios, no ve motivos para su uso. Esta decisión llega después de años de debate dentro del pelotón, y en paralelo a que el Movimiento por un Ciclismo Creíble (MPCC) ya recomendara hace tiempo no utilizarlas.
La posición oficial busca, sobre todo, limitar la dependencia del ciclismo profesional de suplementos sin aval científico. En un deporte que ha sufrido durante décadas por su relación con la farmacología, la UCI intenta trazar una línea entre la innovación y la especulación nutricional.
Sin embargo, mientras las cetonas sigan siendo legales, seguras y costosas, su uso probablemente continuará. En un entorno donde los márgenes son tan estrechos, cualquier promesa de mejora, por mínima que sea, seguirá siendo atractiva.
Un suplemento símbolo de los tiempos
Si algo es legal, caro y promete una mínima mejora, habrá quien lo use
En última instancia, el caso de las cetonas refleja una tensión permanente en el deporte de élite: la distancia entre la evidencia científica y la práctica real. La ciencia pide prudencia y datos concluyentes; los equipos, en cambio, buscan cualquier posible ventaja que el laboratorio aún no haya validado del todo.
Las cetonas simbolizan esa frontera difusa entre lo que sabemos y lo que queremos creer. Puede que no sirvan para rendir más ni para recuperar mejor, pero su historia explica mejor que ningún gráfico cómo funciona la lógica del alto rendimiento: si algo es legal, caro y promete una mínima mejora, habrá quien lo use, aunque la ciencia diga que no hace nada.