Orbea Oiz, toda la tecnología y años de fabricar bicicletas plasmadas en un modelo
El Tensegrity es otro pequeño avance que permite limar gramos a la báscula
La Oiz puede presumir de tener todo lo mejor que Orbea ha desarrollado hasta ahora. Aprovecha toda la experiencia adquirida en el trabajo del carbono, donde llevan años estudiando la mejor forma de tratar este material. La Oiz tiene dos versiones de cuadro de carbono, la OMR y la OMP. La primera emplea fibras de módulo más alto, que ofrecen una mejor relación peso/rigidez. La OMP cuenta con características similares, pero un peso algo más elevado, y un proceso de fabricación menos costoso. Hay unos 200 gramos de diferencia entre el cuadro OMR y el OMP.
El uso de la flexión del carbono para elementos de una suspensión no es un concepto nuevo. Hace años que se usa en la F1. Y se ha usado siempre en la Orbea Oiz. En este modelo se emplea en los tirantes, que gracias a su flexibilidad permiten eliminar puntos de giro. Eso hace que el cuadro sea más ligero y a la vez más rígido. Sin olvidar que tenemos un punto de giro menos que mantener. Todo ventajas. Los años de experiencia en este campo se notan, y la suavidad de funcionamiento de la suspensión no se ve afectada en ningún momento por el diseño de este tipo de sistemas. El UFO U-Flexion de Orbea es uno de los rasgos más característicos de la Oiz.
Otro punto diferenciador de su diseño está menos a la vista. En concreto en la bieleta que actúa sobre el amortiguador. Bajo el curioso nombre de «Tensegrity» se ha integrado una especia de eje de acero que une las dos caras de la bieleta. Con un peso mínimo se elimina la necesidad de crear una pieza más voluminosa y se mantiene la rigidez en la zona. Todo suma a la hora de limar gramos al cuadro.
Una suspensión pensada para el XC al 100%
El 75% inicial del recorrido tiene un comportamiento totalmente regresivo
Si analizamos el comportamiento teórico de la suspensión está claro que el carácter de la Orbea Oiz es puramente XC. Su comportamiento es totalmente regresivo, lo que se traduce en que la suspensión se hace más blanda a medida que se va comprimiendo. Hasta llegar al 75% de su recorrido, momento en el que empieza a endurecerse de nuevo. Un comportamiento ideal para XC porque aporta una primera parte del recorrido muy firme (efecto acentuado aún más por el comportamiento intrínseco de los amortiguadores de aire que equipa) y que se va suavizando cuando la compresión del amortiguador avanza, esto es, cuando pasamos de las típicas fuerzas débiles del pedaleo a recibir el impacto de algún saliente en el camino. Todo ello pasando por el endurecimiento final de la suspensión en su último tramo, para intentar aprovechar los últimos 25mm de recorrido en los golpes más grandes, como pueden ser saltos o escalones grandes.
Así que sus 95mm de recorrido están completamente ideados para ser usados en modo XC. Se recomienda un SAG del 15%, es decir, unos 15mm, una cifra baja acorde al tipo de uso de la Oiz.
Fox CTD, ideal para la Oiz
Por si fuese poco, está equipada con el amortiguador Fox Factory Float CTD, con el mando remoto en el manillar para controlar las suspensión delantera y trasera con un mismo mando. Sus tres posiciones (Climb, Trail, Descend) permiten bloquear por completo, dejar en un modo intermedio o completamente abierto la suspensión.
El modo Trail, en conjunción con el comportamiento de la suspensión de la Oiz, es especialmente efectivo. Nos permite tener amortiguación en subidas y llanos sin sentir movimientos indeseados asociados al pedaleo, pero con un comportamiento activo frente al terreno irregular.
En el modo Descend la Oiz no parece una bicicleta de XC puro y podría pasar por un modelo de trail ligero sin problemas. En este modo se agradece que la parte final del recorrido tenga un comportamiento progresivo para evitar topes indeseados. Gracias a los ajustes del amortiguador en esta posición se suaviza el comportamiento seco del inicio del recorrido, con lo cual pasamos a tener una suspensión que también trabaja ante pequeños golpes.
A pesar que en 2016 Fox elimina el concepto CTD, este será sustituido por un sistema similar, con lo que no hay nada que temer cuando la Orbea Oiz se actualice a los nuevos amortiguadores de la marca del zorro.
El mando de bloqueo remoto tiene unos pulsadores cómodos de accionar, pero el hecho de tener un único mando para tirar de dos cables hace que su accionamiento sea considerablemente más duro que el modelo que sólo bloquea una suspensión. Controlar las dos suspensiones desde un mando tiene sus ventajas e inconvenientes. Por un lado, cuando el uso es extremo es ideal, puesto que bloqueamos las dos suspensiones de una tacada o las desbloqueamos del todo al modo Descend con solo pulsar un botón. Es en el uso intermedio donde podríamos echar de menos mandos independientes. Nos ponemos en situaciones como subidas de baja velocidad con el firme irregular, en las que la suspensión trasera tan efectiva nos permite ponernos de pie sobre los pedales sin perder tracción en la rueda trasera, pero nos encontramos que la suspensión delantera está también abierta e incomoda al moverse cuando tenemos casi todo nuestro peso sobre el manillar mientras pedaleamos de pie. En cualquier caso, probablemente sean más las situaciones en las que beneficia el actuar sobre las dos suspensiones a la vez que no a la inversa.
Orbea Oiz, la alfombra mágica
Los detractores de las dobles para XC lo tendrán difícil para buscar puntos negros en la Orbea Oiz
Habituados al comportamiento seco de una bicicleta rígida, lo más empleado en el XC de nuestro país, pasarse a la Orbea Oiz es como entrar en un mundo de nuevas sensaciones. Su funcionamiento y configuración son ideales para los gustos del público que se dedica a competir, a realizar marchas, carreras por etapas o bike-maraton. Por ello, incluso los más detractores de las dobles tendrán problemas para encontrar argumentos en contra de su uso más allá del peso adicional que supone respecto a un modelo rígido.
La Oiz filtra las irregularidades del terreno con total naturalidad y sin afectar al pedaleo, especialmente en la posición intermedia del sistema CTD. Con el amortiguador en posición Descend la cosa cambia. Aquí si que percibimos que las fuerzas del pedaleo activan la suspensión, dada la menor resistencia inicial que ofrece el amortiguador, pero a cambio tenemos una capacidad de absorción de impactos pequeños ideal para bajadas de todo tipo o tramos llanos muy rizados.
El cuadro de la Orbea Oiz se muestra muy rígido lateralmente, algo fácilmente perceptible en carretera con las dos suspensiones bloqueadas. La corta pipa de dirección ayuda a tener una posición acorde al XC sin necesidad de grandes inventos, un tema que en el pasado había sido algo conflictivo en algunos modelos de Orbea.
Las líneas y los acabados son excelentes. Visualmente es un cuadro muy compacto y sus formas atraen a la mayoría. La decoración es acertada (hay diferentes combinaciones de colores en función del modelo). Se puede usar un portabidón sin problemas en su posición habitual del tubo diagonal. El guiado de los cables es interno, salvo del del freno trasero que es externo y va totalmente expuesto y fijado al cuadro mediante guías. Es una solución que facilita el montaje y mantenimiento del freno trasero, pero que sin duda no es acertada a nivel puramente estético.
Aunque el punto más controvertido del cuadro lo encontramos en el eje trasero, donde no emplea el ya habitual eje pasante y sigue apostando por un cierre rápido tradicional. Es mucho más rápido sacar y poner la rueda, pero a cambio perdemos el plus de rigidez que da un eje pasante, el ajuste exacto de la rueda que permite y da un toque algo anticuado respecto a la competencia. La dirección es cónica y monta un pedalier PF92 Pressfit. El anclaje del desviador delantero es direct mount, y en caso de querer usar transmisiones de un sólo plato hay una discreta pieza para taparlo. Eso sí, actualmente la gama 2015 de Orbea Oiz monta de serie sólo transmisiones de dos platos.
El cuadro está preparado para usar el Shimano XTR Di2.
Las tallas en función del piloto
Hay versión 27,5″ en tallas S, M y L y versión 29″ en tallas M, L y XL
La Orbea Oiz está disponible en un total de 6 combinaciones de talla/rueda, con lo que cada persona podrá tener la bicicleta ideal, en su medida de rueda ideal, una solución que forma parte de su Big Wheel Concept y que para nosotros es todo un acierto. Hay talla S, M y L con ruedas de 27,5″ y tallas M, L y XL con rueda de 29″. La solución más lógica en el segmento XC al «problema» del tamaño de ruedas ideal.
Por nuestras manos pasó el modelo Oiz M20. La gama tiene un total de 6 modelos, de los que 3 son con cuadro de carbono OMR y 3 con cuadro OMP. La M20 es la primera en usar cuadro OMP.
Equipa una combinación del grupo SLX y XT, con un flamante cambio XTR. Se usan dos platos y un cassette 11-36. Orbea, gracias al programa de personalización de su página web, nos permite escoger algunos componentes de la Oiz a nuestro gusto dentro de cada modelo. En este caso son las bielas, frenos, ruedas, cubiertas, pedales y sillín. Un plus a la hora de tener la bicicleta lo más a nuestro gusto posible.
Manillar, potencia y tija son Race Face, que cumplieron su función sin compromisos. El manillar equipado es de 710mm. Las ruedas DT-Swiss Spline X-1700 se mostraron muy rígidas, con un rodar fino pero con un peso elevado. Sería el primer punto que mejoraríamos si quisiésemos «tunear» este modelo.
Los frenos Shimano SLX son un portento de potencia y dosificación, con un funcionamiento y fiabilidad impecables. Nada que envidiar, más allá del peso, a los modelos de grupos superiores.
El precio a pagar por esta Oiz M20 es de 4.399€, algo por encima de modelos de la competencia con equipamiento similar. Sin duda es una importante suma, pero a cambio tendremos un cuadro que es toda una garantía, con un comportamiento intachable si lo tuyo es pasar horas y horas sobre el sillín.
La Oiz de 29″ y 27,5″ llegó tarde al mercado, pero ha llegado con todo lo necesario para ser un modelo de referencia y marcar una época en la marca vasca.