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  • 1 de Agosto de 2010

Último día… nervios, tensión, sufrimiento y… ganador del Iron Bike!!!

Llegaba el último día. Un paseo en comparación con el resto. Para los que su objetivo era acabar, esto era lo más parecido a un paseo triunfal, aunque con el plus de sufrimiento que tiene todo en el Iron Bike. Para mi, era el día clave. 7 días apretando al máximo para llegar al último […]

Llegaba el último día. Un paseo en comparación con el resto. Para los que su objetivo era acabar, esto era lo más parecido a un paseo triunfal, aunque con el plus de sufrimiento que tiene todo en el Iron Bike.

Para mi, era el día clave. 7 días apretando al máximo para llegar al último día con sólo 1:10 de ventaja. Por delante un recorrido de 65km, con unos 2500 metros de desnivel en total. Dos especiales, una un descenso larguisimo que iniciábamos a 2700 metros de altitud, y la otra, la que decidiría al ganador, una subida de 8km y 700 metros de desnivel, con un último tramo corto de pateo y un pequeño descenso hasta el final de la especial.

En el primer tramo cronometrado se desató la locura. Una bajada de unos 1300 metros de desnivel negativo por delante tenía la culpa. La primera parte por pista de zona de ski, rápida e inclinada, y la segunda, por un sendero en un prado, estrecho pero igualmente rápido. Por increíble que parezca, y después de más de 10 minutos de bajada al 100%, Trunschka sólo me sacó 2 segundos de ventaja en este tramo. Intenté bajar rápido pero conservando, puesto que una avería sería el fin, un perder 30-40 segundos aún podría tener solución si las piernas respondía en la última especial.

Antes de llegar a ella superamos un nuevo puerto, de 700 metros de desnivel, al que llegábamos por un sendero casi llano en el bosque impresionante. Uno de esos tramos por los que merece la pena haber sufrido horas y horas subiendo.

Llegué al principio del segundo tramo cronometrado mucho antes que Trunschka, pero lo tenía claro. Iba a esperarlo para hacer la especial juntos. Prefería un mano a mano que no hacer la batalla cada uno por su cuenta. Si me dejaba subiendo podría tenerle de referencia, en cambio saliendo solo, si me encontraba mal, no sabría como regularme. Así que la decisión era clara. Con él y a morir a su rueda si hacía falta!

Y por suerte decidí eso, porque viendo como subimos creo que si hubiese subido sólo habría perdido tiempo seguro. Trunschka salió a matar. Demasiado creo yo. En la primer parte de asfalto, plato grande y piñones medios… una locura con el dolor de piernas de tantos días de competición y con 8km por delante. Intenté hacer lo mismo, pero dentro de la cordura. Apenas completados los primeros 500 metros de subida ya estaba a su rueda. Asfixiado pero a su rueda. Vi que empezaba a clavarse y que el apretón de salida le pasaba factura, y en un momento en que se cruzaron los cables decidí atacar. Pero que hacía!!! Si sólo tenía que ir a rueda!

Abrí un pequeño hueco. Apenas unos 15-20 segundos. Pero suficientes. Cada metro que avanzaba era un metro menos que me faltaba para poder ganar el Iron Bike. Y un metro que perdía el checo para poder recuperarme tiempo. Tenía miedo al tramo de pateo final que, aunque se suponía que corto, podría ser decisivo. Por suerte antes pude aumentar un poco la ventaja y llegar con más margen. Lo pasé tan rápido como pude, como si fuese una crono de la Copa Catalana, pero con el dolor de piernas de llevar más de 600km de MTB radical por los Alpes. Pero ya estaba. Ya lo tenía… un poco de llano, un repecho asesino y… empezaba la bajada hacia el final de la especial. Ya era mío! El Iron Bike!!! No me lo podía creer.

El tramo hasta llegar a meta, y ya en meta, todo un fiesta. Que alegría. Lo curioso era la alegría que tenía cuando pedaleaba las últimas rampas antes de llegar al final de la etapa y del Iron Bike. Era una alegría más por haber sido capaz de completar todo el recorrido que sólo por el hecho de ganar, algo que ya si que disfruté después, ahora y durante todo el tiempo que pueda!

El Iron Bike se ha acabado, aunque lo que vives en esos 8 días en los Alpes no se olvida nunca!

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