El ciclocross es un deporte de masas en Bélgica y, como tal, había creado un ecosistema de organizaciones y corredores entorno a los ingresos que supone tener mucho público y audiencia
El ciclocross puede parecer un deporte pequeño. De hecho lleva años luchando por internacionalizarse y salir de su región nicho: Países Bajos y, sobre todo, Bélgica. Pero la realidad del ciclocross de élite y de sus organizaciones puede ser muy sorprendente para muchos. El ciclocross ha logrado posicionarse como un deporte de ámbito global en esos países, con un enorme número de carreras retransmitidas en directo por TV y con una cobertura excepcional. Se trata de un deporte de masas en esa región y entorno a ese éxito de audiencia y público se ha ido creando un ecosistema de organizaciones que han sabido monetizar ese tirón. En la práctica eso había permitido a muchos corredores de ciclocross obtener ingresos elevados en el caso de los deportistas punteros y suficientes para dedicarse a ese deporte para muchos integrantes de la clase media del ciclocross. Pero ha llegado la pandemia y con ella las enormes restricciones para eventos con gran afluencia de público, desmontando por completo el modelo de negocio de muchos organizadores.
Continúa tras los patrocinadores
Golazo y Flanders Classics son las dos empresas que se han hecho con la organización de casi todas las pruebas importantes
Las pruebas de cicloross de prestigio han ido evolucionando en los últimos años. La trastienda de ese deporte ha ido cambiando hasta el punto que dos grandes empresas, Golazo y Flanders Classics, se han hecho con la organización de la gran mayoría de pruebas relevantes del calendario. Aunque también sobreviven muchas otras carreras de máximo nivel con la estructura clásica de una carrera de ciclocross. Un club ciclista o pequeña empresa local que organiza una única prueba internacional con el apoyo de los organismos y patrocinadores locales. Dos perfiles diferentes en las organizaciones que van a sufrir de forma diferente las actuales restricciones para grandes eventos.
Los ingresos de entradas, puestos de comida y pases VIP son vitales para organizadores pequeños
A la hora de organizar una prueba internacional de ciclocross rentable es imprescindible que éste cuente con retransmisión por TV. Los organizadores logran una gran parte de sus ingresos de las entradas que pagan los espectadores para ir a ver las carreras. También de los puestos de comida que se instalan en los circuitos y de otro tipo de productos como pases VIP. Pero un porcentaje muy elevado de sus ingresos es totalmente dependiente del público. Un elemento que llevaba años en constante aumento y garantizaba unos buenos presupuestos para afrontar uno de los gastos más peculiares que tienen las pruebas de ciclocross.