Los números estaban de su favor pero Annika Langvad sabía que acabar ganando la Copa del Mundo de XCO femenina iba a ser muy difícil.
La historia de la pérdida de la general de la Copa del Mundo para Langvad es la historia de cómo una temporada puede acabar haciéndose muy larga. Incluso para los profesionales más dedicados.
La biker danesa empezó el año arrasando. Ya venía de acabar 2015 con fuerza, ganando la última Copa del Mundo. Arrancó la de 2016 con victoria en Cairns y Albstadt. Dos carreras, dos triunfos consecutivos. Pero lo que más pesaba en su físico había pasado antes. Una Absa Cape Epic que, junto Ariane Kleinhans dominó con mano de hierro. Una carrera que deja huella.
Aún así parecía tener cuerda para rato. La siguiente cita, en La Bresse, supuso un duro revés. Langvad llegaba a la carrera enferma y sólo podía ser 15ª. Aún así el liderato seguía siendo suyo. Antes de la siguiente Copa del Mundo Langvad preparaba el Campeonato del Mudo de bike-maraton. Se perdió yendo primera y pinchó, y aún así fue 9ª. Probablemente tenía piernas para ganar. De Mundial a Mundial. Nove Mesto fue testigo de su mejor momento del año. Ser Campeona del Mundo de XCO vale, no sólo por una temporada, si no por toda una carrera deportiva.
En Lenzerheide volvía a su mejor versión siendo 2ª, solo superada por una Jenny Rissveds que no peleaba por la general. Quedaban dos carreras, pero la prueba de Canadá iba a marcar un antes y un después en la Copa del Mundo, y en general en este final de temporada de XCO femenina. Catherine Pendrel volaba en Mont-Sainte-Anne camino de una victoria aplastante, mientras Annika Langvad se tenía que conformar con la 4ª plaza. Era la muestra de un cambio de tendencia.
Pendrel venía de una temporada muy regular, pero sin grandes victorias. Su objetivo estaba puesto en el final de temporada. En los Juegos Olímpicos, donde llegó con muchas menos carreras que Langvad. Allí la biker de Specialized ya dio síntomas de no ser la misma que había logrado el arco iris unas semanas antes. O la misma que volaba en la Absa Cape Epic y ganaba Copas del mundo a pares. Mientras Pendrel realizaba una remontada épica en Rio de Janeiro en una demostración de fuerza y determinación impresionante.
En Vallnord se decidiría todo. Annika Langvad, que había llevado el maillot de líder de la general desde la primera prueba, partía con una ventaja que podría parecer suficiente en otras circunstancias, pero que viendo la trayectoria de las dos aspirantes se antojaba más que justa. Sólo 56 puntos. Si Pendrel ganaba a Langvad solo le valía ser 2ª.
Pendrel no ganó, pero fue tercera. A Langvad le hubiese hecho falta ser 8ª para ganar la general. Un resultado que podría haber estado a su alcance a pesar que en el arranque de la prueba se mantenía 9ª. Pero las caídas fueron la puntilla para la danesa. Una primera caída hizo que se diese un importante golpe en la cara. Llegó a parar en box para verificar que no tenía una herida grave. Retomó la marcha para intentar remontar, pero una segunda caída le produjo un profundo corte en la pierna. No se dio por vencida y finalizó la carrera, pero sólo pudo ser 13ª.