El Rampage siempre fue riesgo, pero ahora el límite entre espectáculo y tragedia parece más fino que nunca
El Red Bull Rampage nació como la máxima expresión del freeride, el evento que llevaba el MTB más allá del control y el equilibrio, hacia un terreno de pura creatividad y valentía. Pero después de la edición 2025, marcada por un número inusualmente alto de lesiones graves tanto en hombres como en mujeres, muchos se preguntan si el formato actual del Rampage ha tocado techo.
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El freeride nació para romper reglas, no para romper cuerpos
En esta edición, varios riders (entre ellos figuras consolidadas y debutantes) fueron evacuados en helicóptero tras caídas estremecedoras. La más grave de ellas la caída de Adolf Silva. No es la primera vez que sucede algo así en el Rampage, pero sí la más significativa en número e intensidad. La sucesión de accidentes dejó una sensación amarga entre el público y dentro del propio grupo de riders participantes, que pese a todo decidió continuar.
La pregunta inevitable es si la progresión técnica y la búsqueda del impacto visual están llevando al evento a un punto sin retorno. El freeride se basa en la libertad y la superación personal, pero cuando cada nueva línea o truco exige una precisión milimétrica bajo riesgo de lesiones potencialmente permanentes, el equilibrio entre arte y peligro comienza a desvanecerse.








