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¿Ha llegado el Red Bull Rampage a su límite?

Tras una edición con múltiples lesiones graves, el Red Bull Rampage enfrenta una pregunta crucial: ¿ha alcanzado el límite entre espectáculo y riesgo?

El Rampage siempre fue riesgo, pero ahora el límite entre espectáculo y tragedia parece más fino que nunca

El Red Bull Rampage nació como la máxima expresión del freeride, el evento que llevaba el MTB más allá del control y el equilibrio, hacia un terreno de pura creatividad y valentía. Pero después de la edición 2025, marcada por un número inusualmente alto de lesiones graves tanto en hombres como en mujeres, muchos se preguntan si el formato actual del Rampage ha tocado techo.

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El freeride nació para romper reglas, no para romper cuerpos

En esta edición, varios riders (entre ellos figuras consolidadas y debutantes) fueron evacuados en helicóptero tras caídas estremecedoras. La más grave de ellas la caída de Adolf Silva. No es la primera vez que sucede algo así en el Rampage, pero sí la más significativa en número e intensidad. La sucesión de accidentes dejó una sensación amarga entre el público y dentro del propio grupo de riders participantes, que pese a todo decidió continuar.

La pregunta inevitable es si la progresión técnica y la búsqueda del impacto visual están llevando al evento a un punto sin retorno. El freeride se basa en la libertad y la superación personal, pero cuando cada nueva línea o truco exige una precisión milimétrica bajo riesgo de lesiones potencialmente permanentes, el equilibrio entre arte y peligro comienza a desvanecerse.

Red Bull Rampage

¿Puede un deporte mantener su magia si deja de ser sostenible para sus protagonistas?

Desde su primera edición en 2001, el Rampage ha sido el laboratorio más salvaje del MTB, el lugar donde Semenuk redefinió el estilo, Strait la técnica y McGazza la inspiración. Pero el nivel actual de exposición física plantea un dilema moral y deportivo: ¿hasta qué punto seguir empujando los límites sin destruir la esencia del evento?

Los riders lo asumen con naturalidad, porque el riesgo forma parte de su identidad. Muchos de ellos, incluso tras caídas graves, vuelven año tras año convencidos de que el Rampage representa el espíritu más puro del MTB. Sin embargo, desde fuera resulta cada vez más difícil justificar la magnitud del peligro cuando la línea que separa la hazaña de la tragedia es tan delgada.

Red Bull Rampage

El futuro del Rampage depende de encontrar un nuevo equilibrio entre locura y supervivencia

Quizás el Rampage necesite una revisión. No en su concepto, sino en su estructura. Las normas de construcción de líneas, los márgenes de seguridad y la selección del terreno podrían evolucionar para garantizar que la creatividad siga viva sin poner en juego la integridad de quienes la hacen posible. La progresión no tiene por qué medirse solo en metros de caída o giros por segundo. También puede medirse en técnica y control.

El Rampage sigue siendo una celebración del valor humano y la capacidad de volar sobre el desierto de Utah, pero si quiere seguir siendo el icono que es, quizá haya llegado el momento de reflexionar. Porque incluso los sueños más grandes necesitan límites para no convertirse en pesadillas.

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