A principios del año 2009 teníamos las primeras noticias sobre el nacimiento del Garmin Edge 500, y a mediados de ese mismo año pudimos empezar a ver los primeros modelos pre-producción. Una computadora para ciclismo completamente basada en el GPS para la medición de las distancias. Desde Garmin se dejó claro desde el inicio que su creación llegaba a raíz de la colaboración con el equipo profesional de carretera que patrocinan, cuyos corredores les habían solicitado algo más pequeño y compacto que el modelo 705 que lucían en el Tour de Francia.
Con su nacimiento en mente ya sabemos que sus funcionalidades no han sido pensadas específicamente para el mountain bike, y que el uso de GPS es algo diferente a lo que estamos acostumbrados en los dispositivos de MTB.
El pack
El Garmin 500 se vende en diferentes packs, dependiendo del número de accesorios que incluyan. En nuestro caso recibimos el que contiene, además del computador, la cinta para medir las pulsaciones, dos soportes para la bicicleta y el sensor de cadencia y velocidad. Además, se incluye un cargador con dos terminales (incluyendo el que empleamos en la red eléctrica española) que emplea el cable USB que también usamos para conectar la unidad a nuestro ordenador. Como podéis ver esta es una de las diferencias respecto a un cuenta-kilómetros tradicional, el uso de batería en lugar de pilas para su alimentación.
El soporte para la bicicleta es muy minimalista y práctico. Se fija mediante dos gomas cruzadas que se unen al soporte de plástico. Tienen dos medidas de gomas para fijar el soporte, para que podamos hacerlo a lugares más anchos o más estrechos. Fácil de instalar, nos permite jugar de forma casi ilimitada con su posición, pudiéndolo ubicar en el manillar o en la potencia. Situar la unidad en el soporte es sencillo y la unión es segura. En ninguna de las caídas que sufrimos mientras lo probamos se movió o se soltó. El hecho de incluir dos soportes también es un gran punto a favor. Así lo podremos pasar de la bicicleta de carretera a la de mountain bike sin problemas (por poner un ejemplo).
La unidad del Garmin 500, su corazón, es algo grande si lo comparamos con los modelos a los que estamos acostumbrados, pero pronto nos hacemos a sus dimensiones, en parte gracias a su diseño compacto y de líneas redondeadas, sin botones o formas que sobresalgan. Cuenta con dos botones en cada uno de los laterales, y la pantalla ocupa gran parte de la superficie disponible. Los botones son accesibles (incluso con guantes largos) y con un tacto claro. Además están acompañados de sonidos (lo podemos desactivar en la configuración si queremos) que confirman si lo hemos accionado. Su peso es de 58 gramos.
El punto clave del Garmin Edge 500 es el uso de la tecnología GPS. Con ella no nos hará falta imán ni sensor en la rueda, con lo que pasarlo de una bici a otro no es ningún problema. Además no tendremos que calibrarlo y nuestros recorridos quedarán almacenados para poder pasarlos al ordenador y analizarlos tanto como queramos.
Sorprende la velocidad con la que obtiene los satélites una vez lo encendemos. En el peor de los casos, encendiéndolo en una zona de ciudad muy cerrada, nos llegó a tardar unos 2-3 minutos, aunque lo normal es que en 30 segundos o un minuto esté listo para empezar a medir nuestros datos. En cualquier caso es otra diferencia de uso respecto a un cuenta-kilómetros tradicional, en el que desde el mismo momento en que nos movemos registra nuestra actividad. En cuanto a pérdidas de señal en marcha, apenas sufrimos alguna puntual, y de muy poco tiempo. Incluso en las zonas de espesa selva en La Ruta de los Conquistadores (donde también lo probamos) mantuvo la señal en todo momento.
Para los más tradicionales puedes usar el sensor de velocidad con imán en la rueda para que lo use como fuente para medir la distancia, de la misma forma que lo hacen los cuenta-kilómetros habituales.
Funcionalidades
Si tuviésemos que hablar de todas y cada una de las opciones del Edge 500 necesitaríamos varios capítulos de este test para cubrirlas. Así que haremos un repaso por las más significativas y empleadas. A la hora de iniciar una actividad podemos configurar si queremos que empiece a garbar cuando detecte movimiento o si preferimos hacerlo nosotros usando el botón Start/Pause. Del mismo modo podemos hacer que el contador pare de forma automática cuando detecte que no hay movimiento y que se reanude cuando sí lo haya. Por último, si estamos en modo de grabación manual y estamos en pausa, al detectar movimiento el Garmin nos advertirá que el contador está parado a pesar de que nos estamos moviendo. Una serie de opciones perfectas para no olvidarnos de grabar alguna ruta o entrenamiento después de parar en mitad del trayecto.
Una de las características diferenciadoras de este modelo es cómo configuramos los datos que queremos ver en pantalla. En este aspecto es toda una revolución respecto a lo que venían ofreciendo la mayoría de ciclocomputadores. Con el Edge 500 podemos configurar hasta 3 pantallas diferentes, que podremos alternar en marcha usando uno de los botones, o incluso programarlo para que cada X segundos se pase de una pantalla a otra de forma automática. Cada una de las pantallas es totalmente configurable de forma individual e independiente. De esta forma podemos escoger la cantidad de bloques de datos que queremos ver. Desde 1 a 8 bloques de información por página. Cuantos menos escojamos más grandes se verán en la pantalla. Pero aún con los 8 bloques en pantalla la visibilidad de los datos es correcta. Los bloques de información que podemos escoger abarcan la práctica totalidad de datos que maneja el aparato, desde pulsaciones (máximas , medias e instantáneas del total o de un lap), altitud, cadencia, potencia, temperatura, porcentaje de una subida, velocidad, tiempo… un sinfín de datos donde será imposible que no encontremos lo que queremos ver. Con las 3 páginas configurables podemos tener una para competiciones y otra para entrenamientos con los datos que más nos importan en cada caso.