Desde las pasadas carreras de Chipre, el equipo Multivan-Merida está mostrando al mundo que una nueva bicicleta rígida está en camino. Siguiendo la ya moda de decorar los cuadros prototipos con motivos en blanco y negro, al estilo de lo que se viene haciendo en el sector del motor desde hace años, hemos podido ver «disfrazada» esta nueva bicicleta que Jose Antonio Hermida condujo hasta el podio de Banyoles.
Desde lejos, las líneas generales del cuadro se asemejan mucho al modelo actual. Con un triángulo delantero poderoso y una parte trasera más delgada.
Es precisamente en esta parte trasera donde Merida parece haber incidido más, intentando evolucionar su concepto de Flex Stay, es decir, vainas y tirantes con unas formas variables especiales pensadas para filtrar las vibraciones y elevar el confort. Una idea que hace años que trabaja la marca, y que en los últimos meses ha cobrado especial relevancia en el segmento de los cuadros rígidos, que cada vez buscan ser más cómodos.
Se mantiene el limpio sistema de guiado de cables interno.
Tanto el tubo diagonal como el superior son ahora un poco más anchos que el modelo actual.
Y el tubo de sillín, en su unión con la caja de pedalier aumenta considerablemente de tamaño en una zona donde la rigidez es crítica para aprovechar toda la fuerza del pedaleo.
La parte delantera es bastante similar a la actual.
A partir de ahora no habrá rígida tope de gama que no pretenda ser «absorbente».
Las vainas son el elemento que más diferencia al prototipo, seguramente ya muy próximo a la construcción final, de la nueva rígida de Merida.
El anclaje de la pinza (en este caso la nueva Level de SRAM) mantiene su ubicación.
Los acabados del carbono son de primera, principal señal que el modelo de serie poco o nada divergirá de este.
