SRAM ha sido la compañía pionera en popularizar las transmisiones de un único plato en el mountain bike. Fue en 2012 cuando la marca americana presentó su primer grupo de 1×11, el SRAM XX1. Un grupo que tomaba parte de las soluciones técnicas del SRAM XX (que también había sido pionero en las transmisiones de 2 platos) y lo llevaba un paso más allá. Más simple, más ligero, más específico y más resistente.
El SRAM X01 es prácticamente calcado al XX1, pero más ajustado en su precio
Su apuesta ha demostrado ser ganadora, y gracias a su arriesgado movimiento ganó una cuota de mercado enorme mientras la competencia reaccionaba. Siempre con un programa de desarrollo más ágil y dinámico que el de su gran rival nipón, durante este tiempo SRAM se ha dedicado a perfeccionar y mejorar algunos de los componentes que dieron vida a la primera versión del SRAM XX1. Y ha hecho crecer la familia de grupos de un plato para especializarse en diferentes usos. Desde el DH al XCO.
También han surgido varias opciones más accesibles que el SRAM XX1. Para 2014 llegaba el SRAM X01, un copia prácticamente idéntica de su hermano mayor, pero con un precio algo más ajustado buscando una mayor implantación en las bicicletas de serie, y más opciones de precios para el consumidor final. Y hará unos meses era el turno del SRAM X1, las mismas ideas y conceptos que el resto de gamas de un plato de SRAM, pero con materiales más económicos. En este caso sí, con una clara diferenciación de calidad respecto al X01 y XX1.
Con la división de familias actual, el SRAM X01 es la opción más razonable para los que quieren optar por un grupo completo de un plato. Prácticamente idéntico al XX1 pero algo más ajustado de precio.
Hemos rodado con el SRAM X01 durante todo un año. Más de 8.000 kilómetros de MTB para someterlo a todo tipo de torturas. Del barro al polvo. Del calor al frío. De la carretera a las trialeras más salvajes. Y el SRAM X01 lo ha aguantado todo. Este es el análisis de cada una de sus partes.
Cambio SRAM X01
Su primer prototipo tiene más de 10 años de antigüedad
Uno de los componentes clave de los grupos de un plato de SRAM es el cambio de piñones. El lanzamiento del SRAM XX1 llevó 3 años de trabajo. Pero el cambio trasero evolucionó a partir de un prototipo que SRAM creó hace 10 años, en un proyecto que nada tenía que ver con el grupo de 1×11, y cuyo objetivo era el DH y las bicicletas urbanas. De ese primer prototipo se aprovechó el funcionamiento de las partes móviles en forma de paralelogramo, que mejoraba mucho la precisión de los cambios al eliminar movimientos en el plano vertical.
Una de las misiones importantes era lograr que la cadena estuviese siempre firme, y que no saltase del plato incluso sin guiacadenas. Para ello se incorporó la tecnología Cage Lock, que da una tensión especialmente fuerte a las pletinas del cambio y evita movimientos indeseados. Era algo que ya había desarrollado para el X0 de dos platos. Mediante un pequeño botón se puede liberar la tensión de las pletinas para poder sacar la rueda trasera.
Se instalaron ruedecillas de cambio de 12 dientes, en lugar de las de 11 dientes habituales, también pensando en una mejor sujeción de la cadena. Además, los dientes de esas ruedecillas seguían el patrón ancho-estrecho, bautizado como X-Sync por SRAM, y que es un punto vital en la estabilidad de la cadena.
A lo largo de toda nuestra prueba el cambio ha mostrado un comportamiento excepcional. Su tacto al cambiar es seco, como acostumbran a ser todos los cambios de SRAM. La función de estabilización de la cadena que realiza es sobresaliente. Si bien, al final de la prueba, quedó patente que el Cage Lock había perdido algo de fuerza de actuación con el uso, y no tenía la dureza inicial comparado con un cambio nuevo.
Las ruedecillas de cambio mostraron una enorme precisión en su giro, y una gran resistencia a las inclemencias. A la hora de realizar el cambio de cable es importante fijarse en como éste va guiado hasta el tornillo que lo fija, puesto que realiza una trayectoria a través de una polea y una estrecha guía que no es tan fácil de reproducir como en otros cambios.
Un aspecto que nos llamó la atención fue su extraordinaria resistencia. En una ocasión una rama se situó entre la rueda y el cambio, haciendo de palanca y rompiendo por completo la patilla del cambio. En situaciones similares el propio cambio siempre había resultado dañado, pero en esta ocasión resulto ileso, sin tener en cuenta las daños «cosméticos» en forma de ralladas que sufrió.