Con 8 etapas, el Tour de Gran Bretaña busca convertirse en una de las carreras por etapas que más peso tenga en el calendario. Llega respaldada por el pujante peso del mundo anglosajón en el ciclismo de carretera. Mathieu van der Poel acudía a la prueba como último test antes de disputar el Campeonato del Mundo de fondo en carretera en unos días, también en Gran Bretaña.
La carrera contaba con un perfil favorable para Mathieu van der Poel. Etapas sin grandes ascensiones y muchos finales en cuesta, además de jornadas al sprint. El único escollo que podía presentarse a su candidatura al triunfo final era una contrarreloj individual a mitad de prueba.
El Tour de Gran Bretaña arrancaba con una etapa que se resolvía al sprint en la que Mathieu van der Poel ya dio muestras de su buen estado de forma siendo 4º. Dos nuevos finales al sprint llegarían en las siguientes jornadas, en la 3ª solo Dylan Groenewegen era capaz de superar a Mathieu van der Poel, que obtenía la segunda plaza.
Sería en la 4ª etapa cuando el holandés dejaba otra de esas exhibiciones que serán recordadas, con un final en ascenso en el que volvía a hacer gala de una potencia descomunal en los metros finales. Lograba ganar en solitario y obtener el liderato de la carrera.
Un nuevo sprint decidía la 5ª etapa. El 6º día tocaba crono, la jornada más complicada para Mathieu van der Poel. Sin embargo realizaba una excepcional etapa para ser 6º en la primera crono de su vida que disputa a por un buen resultado desde que compite en profesionales. El liderato seguía en sus manos.
Las dos últimas etapas verían dos nuevos triunfos de este talento. La penúltima sacando partido, de nuevo, a otro final en ligero ascenso. Y la última ganando en un sprint masivo. Mathieu van der Poel ya asusta de cara al Mundial.
