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La cara B del inicio del Open de España Cofidis en Valladolid

El arranque del Open de España estuvo lleno de polémica y graves errores en cronometraje y timing de las pruebas

El Open de España Cofidis de XCO se ha estrenado este fin de semana en Valladolid. Este certamen se presentaba como un campeonato potenciado, con pruebas UCI, organizaciones solventes, el apoyo de patrocinadores como Cofidis y la presencia de medios y difusión televisiva.

Además, se introducía una prueba en la jornada del sábado, que podía ser de diferentes formatos, y que en Valladolid fue una contrarreloj individual.

Como suele ser habitual en el inicio de los campeonatos, corredores y equipos se presentaron con más ganas que en ninguna otra prueba del certamen con una buena representación de conjuntos de todo el país y una cantidad de corredores poco habitual en ediciones pasadas del Open de España.

Sin embargo, una suma de situaciones mal gestionadas y problemas enturbiaron el desarrollo de todas las pruebas.

Empezando por el proceso de inscripción, con colas que llegaron a la hora para conseguir el dorsal con el que competir en la prueba. Un proceso mal enfocado y que empezó a complicar el día.

Con la llegada de la contrareloj se evidenció el primer problema grave. Al llegar a meta los corredores no sabían ni su tiempo ni su posición. Se publicaron clasificaciones erróneas en varias categorías con fallos tan flagrantes como dar como vencedor de master-30 a un corredor que ni tan solo pudo acabar la prueba (hecho que el propio participante confirmó vía Twitter). Se hicieron públicos los «teóricos» tres primeros clasificados de cada categoría para confeccionar los podios, y se llegaron a publicar clasificaciones en el lugar de la llegaba, que rápidamente fueron retiradas comunicando que iban a ser revisadas dados los fallos detectados desde el primer momento. A día de hoy no hay disponibles las clasificaciones completas de la crono en la web de la RFEC.

El domingo el día estuvo marcado por la protesta y plante de las corredoras femeninas en su salida de las 10 de la mañana. El origen del problema era su posición de salida, detrás del resto de categorías que toman parte en esta primera manga (masters 30, 40, 50 y 60 y cadetes). El problema no venía de nuevo y ya se solicitó una solución en el día anterior sin que se pusiese especial énfasis en evitar esta situación que se viene arrastrando desde hace tiempo. Escudados en el reglamento de la RFEC (que también dice que su posición de salida puede variar si existe acuerdo para ello) se decidió no realizar ningún cambio y en la misma parrilla de salida, con los masters ya compitiendo, las corredoras féminas se plantaron para reivindicar una solución definitiva al problema.

Tras el plante, la única posibilidad para su carrera fue añadirlas a la salida de la prueba elite y sub-23 masculina, como así se hizo.

Con ello se ha conseguido que en la próxima cita del Open de España se tenga en cuenta su petición y las féminas no tengan que salir las últimas de su manga, detrás de categorías que no compiten en su mismo número de vueltas.

En cualquier caso, la solución al problema no es especialmente compleja, tan solo hay que fijarse en el resto de países que organizan pruebas UCI. En ellas suelen establecer 3 mangas en lugar de 2 (casos en los que hay una salida a las 9, otras a las 10:30 y una última a las 12:30) o categorías que compiten en la jornada del sábado por la tarde.

Recordemos que, en pruebas UCI, la categoría femenina es, junto con la elite y sub-23 masculina, las únicas que pelean por puntos UCI que sirven para lograr mejores posiciones en el ranking internacional y en último término determinan las plazas que los países tienen en los Juegos Olímpicos.

Todo este proceso desembocó en otro nuevo problema en la prueba elite y sub-23 masculina. Más allá de los lógicos problemas de unir en una carrera elite masculino y femenino, la formación de la parrilla de salida se demoró entorno a una media hora. Media hora en la que los corredores estuvieron completamente parados después de calentar a la espera de poder salir, algo que indignó especialmente a los participantes extranjeros que acudían a Valladolid a buscar puntos UCI y que suelen estar acostumbrados a organizaciones mucho más fluidas en pruebas de este nivel.

Sobre los errores vividos, la posición más sencilla es culpar al organizador, pero antes de hacerlo hay que saber que tanto cronometraje (problema principal de la CRI) como reglamentos, árbitros y decisiones técnicas corren a cargo, en primer término, de la RFEC y los árbitros, y que la mayoría de los puntos conflictivos de esta prueba no estaban bajo el control directo de los organizadores de la prueba.

En cualquier caso, esperamos que todo ello haya servido para tomar nota y que las próximas citas eviten todo lo negativo vivido en Valladolid.

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