Ya está. No sabemos si Nino Schurter sentirá una sensación de alegría o de alivio tras proclamarse campeón olímpico de mountain bike.
Sin haber tomado siquiera la salida de la carrera todos colgaban el oro al cuello del biker de Scott-Odlo. Eso le situaba en una posición complicada, en esa en la que parece que sólo puedas perder porque todo el mundo da por hecho que vas a ganar.
Hasta ayer Nino Schurter lo había ganado todo en el XCO. Mundiales, Europeos, Copas del Mundo, campeonatos nacionales. Además de una medalla de bronce y una de plata en Juegos Olímpicos. Sólo le quedaba el oro para ser como Absalon o como Kulhavy, los únicos bikers que hasta ahora habían ganado todo lo posible en cross country. Así que, aún siendo el mejor corredor de XCO de la actualidad, debía ser imposible no sentir la presión.
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Su salida fue, como siempre, excepcional. En posición de control desde el inicio el suizo transmitía seguridad y concentración desde los primeros metros. Ni el efecto Peter Sagan, con su estratosférica remontada inicial, sirvió para descentrarle.
Schurter se situaba primero cuando le interesaba, bajada con pista libre, aprovechaba las cortas bajadas para abrir pequeños huecos y se beneficiaba del trabajo de otros en las zonas más abiertas del circuito.
Dentro del caos que fueron los primeros minutos el suizo fue quien mejor gestionó sus fuerzas y quien menos se desgastó para estar en cabeza.
Mientras, detrás, Kulhavy quemaba fuerzas para recuperar una mala salida. Absalon desaparecía en un día lejos de su mejor rendimiento y el resto se iba seleccionando a golpe de averías y caídas.
Con Fontana y Sagan, que parecían en disposición de plantarle cara, fuera de la pelea por sendos pinchazos el biker de Scott se quedaba con un sorprendente Coloma. Apenas bastó una insinuación para que el español dejase de aprovecharse de su rueda cuando ambos rodaban juntos y él recuperase energías a la espera de la llegada de Kulhavy.
Con el checo en el grupo Schurter probó las fuerzas de sus dos compañeros de viaje. Coloma se descolgaba tras su derroche de energía tirando de la cabeza. Kulhavy sufría en las secciones más inclinadas de las subidas, pero éstas eran mínimas y podía volver a enlazar con el suizo.
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