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Pablo Rodríguez gana y lidera la Copa del Mundo sub-23

Ya lo apuntamos en nuestro resumen de Nove Mesto. Lo mejor del podio de Pablo Rodriguez era que parecía que lo mejor estaba por llegar

Quería salir sin la presión de pensar en el liderato, pero la idea del maillot blanco estaba ahí. Tras su segundo puesto en Nove Mesto Na Morave la semana anterior, las cuentas eran fáciles. La victoria en Albstadt le daba automáticamente el liderato. Y no se complicó en buscar otras combinaciones. Pablo salió a por todas. Tras un salida fortísima del británico Ferguson, Pablo se metía en un grupo perseguidor del que pronto cogería las riendas, llegando con aparente facilidad hasta el hasta entonces cabeza de carrera.

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Una vez delante, el corredor del MMR Factory Racing Team aumentaba el ritmo e iba soltando a sus acompañantes, hasta que solo el suizo Lars Forster, vencedor en Nove Mesto, aguantaba su rueda. Forster, consciente de que necesitaba estar con el gallego para mantener sus opciones de seguir vistiendo el maillot de líder, trató por todos los medios de no perder la estela de la MMR Rakish SL, aunque acabó pagando el esfuerzo y comenzaba a perder segundos mientras era alcanzado por el tercer clasificado hasta ese momento, el francés Seigle Romain. Pero también para Pablo llegaba un momento difícil, y tras el esfuerzo realizado para irse en solitario, veía como Romain llegaba a su altura. El francés, cuarto en Nove Mesto, se convertía entonces en el rival por la victoria y por el liderato, ya que un hipotético primer puesto, con Pablo segundo, los dejaría empatados a 140 puntos, lo que le hubiese dado el maillot blanco al francés.

Pero la mente y las piernas de Pablo ya tenían claro su objetivo, y no iban a dejarlo escapar. En la última vuelta volvía a cambiar el ritmo y ya nadie pudo seguirle. Romain veía escapar sus opciones mientras el mountain bike español vivía un momento histórico. La promesa pasaba a realidad y el día que todos querían ver había llegado.

El corredor gallego se iba en solitario y llegaba a la última bajada sin necesidad de arriesgar. Emocionado, feliz y con la satisfacción del trabajo bien hecho, Pablo cruzaba la línea de meta como vencedor y nuevo líder de la Copa del Mundo.

Un nuevo día pletórico para Pablo, que nada más bajarse del pódium y aún vestido con su recién estrenado maillot, señalaba que “si las sensaciones en Nove Mesto habían sido muy buenas, hoy han sido incluso mejores. He mantenido el control en todo momento y me sentía muy fuerte en las subidas y muy seguro en las bajadas. Solo tuve un momento de crisis en la segunda vuelta, cuando necesité respirar un poco y relajar las piernas, pero pronto me noté otra vez a tope y pude marcar un ritmo que me dejó en cabeza en solitario”.

Sin embargo, no hay carrera sin emoción, y cuando Pablo ya veía el maillot blanco en sus manos llegó por detrás el francés Romain. “Mi mente ya estaba puesta en el maillot, la carrera me importaba menos, pero quería el liderato. Con la llegada de Romain no me valía ser segundo, así que tuve un momento de miedo y supe que se me podía escapar. A falta de dos vueltas volví a aflojar un poco el ritmo para guardarme una bala de cara al final y ya en la última vuelta saqué todo lo que tenía. Cambié el ritmo en la primera de las dos subidas del circuito y abrí algo de hueco. Después me sentí muy cómodo en la bajada y creo que incluso aumenté mi ventaja y de ahí hasta a meta ya a tope y controlando la situación. Cruzar la meta primero y saber que era líder ha sido un momento muy especial. En realidad aún no me lo creo. Necesito que pasen unas horas y asimilarlo todo, porque aún me cuesta creer que todo esto está pasando de verdad.”

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